Serbia revalida su cambio a la democracia
La Oposición Democrática de Serbia (DOS), coalición que agrupa a 18 partidos, grupos, grupúsculos más un sindicato independiente y que apoya al presidente de Yugoslavia Vojislav Kostunica, consiguió ayer una arrolladora victoria en las elecciones legislativas para el Parlamento de Serbia.
ENVIADO ESPECIAL La Oposición Democrática de Serbia (DOS), coalición que agrupa a 18 partidos, grupos, grupúsculos más un sindicato independiente y que apoya al presidente de Yugoslavia Vojislav Kostunica, consiguió ayer una arrolladora victoria en las elecciones legislativas para el Parlamento de Serbia. La Dos consiguió algo más de un 64%, casi los dos tercios de los votos y 177 escaños del total de 250, según estimaciones provisionales del Centro para Elecciones Libres y Democracia (CESID), sobre una muestra de 428 colegios electorales.
El triunfo de la oposición democrática al régimen del derrocado ex presidente Slobodan Milosevic representa un hito histórico. Por primera vez en más de medio siglo ni los comunistas, ni sus sucesores socialistas, gobernarán en Serbia. La victoria de la DOS deja el camino abierto para la transición democrática en Serbia y permite el desmantelamiento de las estructuras de poder del régimen despótico de Milosevic, que dominó Serbia durante la última década.
El Partido Socialista de Serbia (SPS), de Milosevic, consiguió en torno a un 13% de los votos y 35 diputados; será la primera fuerza de oposición en el Parlamento de Serbia. El aliado del SPS en anteriores elecciones, los neocomunistas de la Izquierda Unida Yugoslava (JUL), que dirige Mira Markovic, la esposa de Milosevic, quedaron reducidos a su condición de secta, con menos de un 0,5% de votos. JUL fue el partido menos votado de los ocho que se presentaron a la elección. Otro de los pilares del régimen de Milosevic, los ultranacionalistas del Partido Radical de Serbia (SRS), que acaudilla el fascistoide Vojislav Seselj, también entraron en el Parlamento de Serbia con algo menos de un 9% de votos y 23 escaños
El cuarto partido que, según las primeras estimaciones, tendrá representación parlamentaria en Serbia significa una auténtica sensación. Parece haber rebasado el 5% y entrará por tanto con 15 diputados en el Parlamento el Partido de Unidad Serbia (SSJ), que en su día dirigió el paramilitar Zeljko Raznatovic, tristemente célebre bajo el nombre de Arkan. Este personaje, famoso por los crímenes y atrocidades cometidas por él y sus tigres en las guerras de Croacia y Bosnia, murió abatido a balazos el 15 de enero en un hotel de lujo de Belgrado.
El éxito del partido del difunto Arkan no fue previsto por ninguno de los sondeos y se explica por haberse convertido en el refugio de los ultranacionalistas, decepcionados de sus partidos tradicionales tras el fracaso en las elecciones yugoslavas del 24 de septiembre.
Se quedará fuera del parlamento de Serbia, por no alcanzar el mínimo 5% exigido por la ley, el Movimiento de Renovación Serbio (SPO), que quedó por debajo del 4%. El SPO desaparece de la escena política serbia y también su líder carismático y populista, Vuk Draskovic. El electorado castigó los continuos bandazos de Draskovic, quien pasaba de la oposición más radical a pacer en los pesebres que le ofrecía Milosevic.
Este verano Draskovic cometió un error fatal al desmarcarse de la DOS y presentar en solitario a su partido a las elecciones presidenciales y legislativas de Yugoslavia. El resultado fue un fenomenal batacazo. Dos partidos socialdemócratas, de flamante creación, fundados por disidentes del SPS de Milosevic no llegaron ni siquiera al 1% de votos y quedan reducidos a la condición de extraparlamentarios.
La jornada electoral transcurrió ayer en Serbia con absoluta normalidad, salvo incidentes aislados, que en ocasiones rozaron lo grotesco; algunos votantes se negaron a que se les rociara el índice de la mano derecha con el aerosol de tinta invisible e indeleble. Esta ha sido una novedad, junto con las urnas transparentes, en una elecciones en Serbia.
La participación no llegó al 60%, en torno a un 10% por debajo de la conseguida en las elecciones federales del 24 de septiembre. El mal tiempo, con una temperatura de varios grados bajo cero, el día laborable y la aburrida campaña electoral contribuyeron a un menor entusiasmo.
Las elecciones se celebraron con una presencia simbólica en los enclaves serbios de Kosovo, provincia de Serbia que se encuentra bajo la administración de la ONU y bajo el control militar de la Fuerza Internacional de Paz (Kfor). Las autoridades de la ONU no facilitaron la votación, que se redujo a aquellos lugares donde los serbios se sienten seguros. No obstante, se considera en Belgrado que celebrar la votación en Kosovo supone una afirmación de la soberanía serbia sobre esa provincia donde los albaneses dominan, sobre todo por su superioridad demográfica.
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