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La boda 'blindada' de Madonna

La cantante se casa con el británico Guy Ritchie en un castillo escocés entre fabulosas medidas de seguridad

Isabel Ferrer

La primera vez que se casó, la cantante estadounidense Madonna no pudo elegir un sitio peor: la playa de Malibú. Fue en 1985, y mientras ella y su novio de entonces, el actor Sean Penn, trataban de darse el sí en la arena californiana, un enjambre de helicópteros cargados de fotógrafos ahogaba sus palabras y ponía perdidos de polvo a los invitados. Quince años después, la reina del pop ha aprendido la lección. El que pretendiera robarle una foto en sus segundas nupcias, celebradas anoche en Escocia, debería asaltar antes los muros de un castillo. Dicho y hecho. Como su flamante nuevo marido, el cineasta británico Guy Ritchie, es de origen escocés, el lugar elegido para la ceremonia ha sido el fuerte de Skibo, construido hace menos de un siglo por un magnate del acero nacido en Estados Unidos y llamado Andrew Carnegie.Resuelta a dirigir esta vez la operación con precisión militar, la artista contrató a dos equipos de seguridad al mando de un antiguo comando del Ejército británico. Sus hombres vigilaron el recinto amurallado con aparatos de infrarrojos y echaron por la mañana a dos fotógrafos que llevaban tres días escondidos en un terreno de 2.800 hectáreas. El resto de la prensa mundial aguardó aterida de frío a las puertas de Skibo encaramada a precarias escaleras metálicas y con potentes teleobjetivos. Poco a poco, su perseverancia se vio compensada.

Con mucho retraso por culpa de la niebla que cerró el cercano aeropuerto de Inverness y desvió a los aviones privados de los invitados a Glasgow, fueron llegando los tan esperados famosos. El cantante Sting y su esposa, Trudy Styler, que presentaron a Madonna y Ritchie hace dos años en una fiesta, aparecieron en primer lugar. Él llevaba la tradicional falda escocesa. La diseñadora de modas Donatella Versace acudió minutos después. El actor Rupert Everett, gran amigo de la cantante, estaba ya en Escocia y había asistido la noche del jueves al bautizo del hijo de los contrayentes, Rocco, en la catedral de Dornoch, el pueblo al que pertenece el castillo. Los cantantes Elton John y Jon Bon Jovi ocuparon a continuación su asiento en la sala de matrimonios de Skibo. La dama de honor era la actriz Gwyneth Paltrow, que ya había dedicado una de sus mejores sonrisas a las cámaras la noche del bautizo. La artista era también la comidilla de la boda. Madonna había invitado a Brad Pitt, con el que la protagonista de Shakespeare enamorado estuvo comprometida y tenía ya comprado hasta el piso.

Una vez reunidos todos los amigos y los familiares de ambas familias en el castillo, le llegó el turno a Madonna, de 42 años, y Guy Ritchie, que tiene diez años menos. La diseñadora Stella McCartney, muy amiga de la novia, había recorrido el jueves con ésta las mejores joyerías de Londres en busca de una pieza que hiciera conjunto con el vestido de estilo gótico que había ideado para el acontecimiento. Al final eligieron una pulsera de brillantes valorada en 13 millones de pesetas, que alquilaron a un orfebre de la calle de Bond Street. El atuendo del novio no tenía misterio. El cineasta, responsable de los filmes Snatch y Lock, stock and two smoking barrels, optó por una típica falda escocesa con su correspondiente chaleco y calcetines. Para él, el mayor desengaño del día fue que su padrino, el futbolista convertido en actor Vinnie Jones, no pudo acompañarle. Los productores de su nueva cinta no le dieron unas horas libres.

Como la ceremonia, oficiada por la reverenda anglicana Susan Brown, la misma que bautizara al hijo de la pareja, fue íntima, las puertas del castillo se llenaron de las más curiosas apuestas. Cantaría Madonna en su propia boda. Lo haría Elton John, o tal vez amenizara la velada una banda local de Edimburgo contratada por la artista porque sus músicos están especializados en las melodías del grupo sueco Abba. No podrá saberse hasta que la propia Madonna, que esperaba traerse a Escocia al fotógrafo Jean-Baptiste Mondino, autor de las imágenes de su último disco, decida si pone a la venta un vídeo de la boda con el correspondiente disco compacto de las canciones entonadas en el castillo por las reputadas estrellas musicales que la acompañaron.

Para los vecinos de Dornoch, la boda resultó el acontecimiento del año. Sobre todo desde que la actriz galesa Catherine Zeta Jones decidiera cancelar la suya en Skibo con el actor Michael Douglas cuando la noticia de sus nupcias se filtró antes de tiempo a la prensa.

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