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Entrevista:ROSARIO LÓPEZCANTAORA

"En Japón se vive el flamenco con más pasión y respeto"

Ginés Donaire

La cantaora Rosario López (Jaén, 1942) se crío entre bambalinas. Su familia vivía dentro del desaparecido y añorado Teatro Cervantes de la capital jiennense, del que su padre, también músico, era el conserje. La influencia que ejercieron sobre ella artistas de la talla de Concha Piquer o Charo Reina la llevaron a ser cantante y, más tarde, a identificarse con el mundo del flamenco, sobre todo con Pastora Pavón, Niña de los Peines. Chari, como la conocen sus paisanos, acaba de regresar de la que ha sido su cuarta gira por Japón, donde es incluso más admirada que en su tierra natal. Es tal el cariño mutuo que hay entre ella y el público japonés que cuando llega a Jaén siente una nostalgia desmedida hacia aquel país.Pregunta. ¿Cómo se explica esa afición por el flamenco en Japón?

Respuesta. Los japoneses son personas que saben apreciar este arte como algo propio. En los escenarios se respira un ambiente auténticamente puro y artístico. Viven el flamenco con mucha pasión, pero al mismo tiempo con mucho respeto.

P. Cuatro giras en apenas seis años demuestran su popularidad en Japón.

R. Llegué para poner en escena la obra Sadayaco, de Iroshi Saeky, basada en la historia de una bailarina japonesa que vino a España y mantuvo un romance con un pintor catalán. Al año siguiente representé El amor brujo, de Falla, y los dos últimos años he ofrecido, junto al guitarrista Enrique Sakay y los cantaores Curro e Ismael Fernández, recitales sobre canciones de mis cinco discos y la antología grabada junto a Juan Carmona, El Habichuela. Para mí es un orgullo pasear y dar a conocer el nombre de Jaén en un país tan lejano, pero tan cercano en mi corazón.

P. ¿Echa de menos ese cariño en su tierra?

R. Yo le estoy muy agradecida a Jaén, pero es cierto es que aquí no veo ese entusiasmo por el flamenco, ni tampoco el respeto necesario en los recitales.

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P. ¿Cree que el futuro del flamenco está amenazado?

R. El flamenco no morirá nunca, pero es cierto que en los últimos años se había asistido a una cierta desidia por escuchar este cante tan genuino entre el pueblo andaluz. De todas formas, en los últimos tiempos estoy observando un cierto auge y un mayor interés entre los jóvenes, que son los que deben coger el relevo.

P. ¿A qué se debe ese distanciamiento entre el flamenco y los jóvenes?

R. Quizá a la falta de información. Los jóvenes deben conocer las raíces del flamenco, incrustado en nuestra cultura. Sólo así podrán sentirlo como algo cercano y pasional, y con el respeto que un cante de estas características necesita. No deben tener miedo a no distinguir las soleás, seguiriyas, tientos, peteneras o malagueñas.

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