Tres mujeres ironizan sobre el sexo con la obra 'Cómeme el punto', en El Canto de la Cabra
La compañía Legaleón Teatro ha forjado un cabaret "absurdo-sustancial" con tres actrices (una de ellas, con violín) y un solo asunto de conversación: el sexo. La experiencia, que denominan Cómeme el punto, está en la sala El Canto de la Cabra. Además, el teatro Pradillo también propone un montaje para espectadores abiertos de miras: Nadando fuera del agua, ideado por la compañía La Moracha Mordaz, que conjuga la música, la danza, el teatro, la poesía y la plástica. También se mezclan teatro, música y danza en el Trielemento, un ciclo con el que la sala Triángulo quiere fomentar, por tercer año consecutivo, la vanguardia dancística.
Cómeme el punto, en El Canto de la Cabra (San Gregorio, 8, metro Chueca), 21
00. Nadando fuera del agua. Teatro Pradillo (Pradillo, 13, metro Cruz del Rayo), 20.30. Trielemento, en la sala Triángulo (Zurita, 20, metro Lavapiés), 20.30. Los tres hasta el domingo. 1.500 pesetas.
"Hablamos del deseo y del comportamiento sexual, que, como elementos humanos, son polifacéticos y mutables", dicen Espe López y Mila Espiga, que en Cómeme el punto interpretan textos propios mezclados con los de otros muchos, como las cantantes Janis Joplin o Martirio. "Los hemos extraído, cortado, desmenuzado, y nos hemos apropiado de ellos para reflejar, desde la narración cabaretera, las diferentes visiones del concepto de la mujer de hoy para nosotras", indican. Y les ha quedado una obra "excesiva, que bordea los límites de lo prohibido, de lo mal visto", según reconocen. Las actrices ironizan, sin dar resuello al espectador, sobre los fetiches sexuales, el lesbianismo, las relaciones entre el hombre y la mujer. "Se trata de provocar la reflexión múltiple, confundir, dar a entender que nada es lo que parece, y la ironía es el arma más práctica, fina y segura de interpelar a la sociedad actual", rematan.En Pradillo, "nueve intensas piezas que no superan los 10 minutos de duración se suceden a un ritmo diferente: oímos la voz de una solista y, a continuación, asistimos a una proyección audiovisual; se simultanean la danza, la percusión y la poesía; los extremos se tocan en cada secuencia, creando un mosaico artístico", prometen los programadores. Así, por ejemplo, en la pieza titulada Encajar, "tres músicos ejecutan una hipnótica secuencia de percusión empleando el cuerpo de las bailarinas como tambor, y detrás, sobre la superficie de un bastidor, van surgiendo los versos de un poema ingenuo escrito con un aerosol", avanzan.Por otro lado, en el ciclo Trielemento, de La Triángulo, "las disciplinas se mezclan, se contaminan, pero manteniendo su personalidad, su carácter y su técnica", según explican los promotores de la sala. "Hay un mestizaje que enriquece cada campo, si bien la danza es el ingrediente fundamental", continúan. El Trielemento se manifiesta por medio de varios espectáculos. Comenzó el miércoles con el montaje 2de2, que constaba de dos coreografías: Polvo eres, sobre "la autodestrucción de la raza humana por la raza humana", y A falta de pan en nuestra línea, sobre los avatares del transporte público.
La compañía El Curro Danzateatro propuso el jueves y el viernes la pieza Para perder el sueño, un periplo por la frontera de la oscuridad nocturna y "las más escabrosas fantasías hasta que llega la luz del nuevo día". Y rematará el ciclo del Trielemento el grupo El Tinglao hoy y mañana, con la coreografía Escúchame. Este montaje "nace de la colaboración entre la compañía y el Real Patronato de Atención y Prevención a Personas con Minusvalía", según los artífices. "Está creado a partir de la diversidad de las personas para que con ello simplemente nos escuchen", señalan.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.