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BALONCESTO Liga ACBTIROS LIBRES - JUANMA ITURRIAGA

No entender la historia

Un Barça-Madrid es uno de esos partidos que tienen vida e historia propia. La extrema rivalidad imposibilita otra consideración que la de encuentro de máxima importancia, sean cuales sean las circunstancias. Las entidades y los aficionados exigen el máximo esfuerzo de sus jugadores sin admitir excusas de calendario, clasificación, lesiones o lo que sea. Es algo consustancial al hecho de formar parte de cualquiera de los dos equipos y un concepto filosófico que nunca se puede perder de vista cuando eres parte activa de esta guerra deportiva sin cuartel. Siempre es un buen momento para dar una alegría a tus seguidores y, de paso y casi tan satisfactorio, amargar una noche a los adversarios.El Madrid hizo mutis por el foro a esta responsabilidad que adquieres en el mismo momento que estampas tu firma en un contrato blanco o azulgrana. Está muy bien la cancioncilla de que los puntos en juego son los mismos que los del encuentro anterior o el de la semana que viene. También es cierto que el sistema de competición deja en suspenso todo lo que ocurra ahora a la espera de los decisivos play-offs. El problema fue que los jugadores madridistas acabaron creyéndoselo y saltaron a la cancha como un día cualquiera, con la misma rutina, sin la excitación necesaria para afrontar lo que les esperaba. Nada menos y nada más que un Barça-Madrid. Los hombres de Scariolo en esta ocasión no entendieron su significado, claudicaron al primer arreón que les dieron y acabaron siendo masacrados.

Estos partidos tan especiales también sirven para medir el carácter de los jugadores. Todo el Madrid suspendió esta asignatura. Mientras el Barcelona, de la mano de Navarro y Gasol -si sigue creciendo como jugador, el Madrid se encuentra ante un grave problema-, se paseaba triunfalmente por la cancha, no se vio un atisbo de reacción, un intento serio de cambiar el curso de los acontecimientos, ni siquiera un desesperado acto de rebeldía por lo que estaba ocurriendo. Ante el reto de jugar ante un rival encorajinado por lo ocurrido la temporada pasada, en un hervidero ambiental, con Djordjevic sustituyendo a Figo, el Madrid prefirió pasar la página lo más rápidamente posible. Los azulgrana pusieron infinitamente más empeño y no dudaron en aprovechar la oportunidad para darle una paliza. Lo que manda la historia. Esta vez, al Madrid no le queda ni siquiera la excusa de los córners que utilizaron sus colegas futbolísticos.

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