Sólo faltan los Mundiales de fútbol y fórmula 1
Las asignaturas pendientes del deporte nacional son ya muy pocas
El deporte actual tiene ya multitud de competiciones. Pero, si se concretan en las verdaderamente importantes y con extensión mundial, las asignaturas pendientes para España son ya muy pocas en su contexto europeo-occidental. Si se matiza algo más, incluso pueden reducirse a sólo dos: el Mundial de fútbol y el automovilístico de la fórmula 1.En fútbol se ha ganado casi todo, incluidos los torneos de clubes, pero a la selección nacional se le resiste la joya de la corona. Tratándose del deporte con más peso específico, el resto de los títulos, todos juntos, no pesará nunca lo suficiente para compensar esa carencia. Mientras que no se alcance ese triunfo, el país más volcado en el fútbol, como tantos otros, estará cojo.
La victoria, en el caso de la fórmula 1, supondría el mayor éxito en el elitista mundo del motor. Sería algo parecido a ganar la Copa del América. Pero, si en la vela el trabajo es de equipo y tecnológico, sobre el asfalto, con atracción anual y más constante, bastaría con que algún piloto venciera con su calidad individual. Sin mecánica nacional, al estilo de lo logrado ya en los rallies por Carlos Sainz, del que no se valora lo suficiente su presencia siempre entre los mejores, aunque ya no gane tanto.
Porque en otros deportes, aunque falten títulos, como sucede en el mismo tenis con el Open de Australia, ya se han dado los saltos imprescindibles. Cuando parecía que España, desde Ángel Nieto, sólo daba pilotos en motociclismo para vencer en las pequeñas cilindradas, Álex Crivillé se impuso en los 500cc. Todavía faltan el Open de Estados Unidos y el Campeonato de la PGA norteamericanan en el golf, pero hace años que Severiano Ballesteros empezó a romper moldes. En ciclismo sí se ha ganado todo, pero en atletismo, desde los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, con la medalla de oro de Fermín Cacho, se aprobó ya casi toda una carrera. Tampoco España puede aspirar a ser en conjunto Estados Unidos, Rusia o Alemania. Sucede como en gimnasia, en la que Gervasio Deferr, tras Jesús Carballo, ha vuelto a demostrar que individualmente puede ser el mejor del mundo en uno o dos aparatos. Hasta en esquí salvó la papeleta Francisco Fernández Ochoa en Sapporo 72.
Sí faltarían, aunque a menor nivel, los máximos logros en baloncesto, balonmano, voleibol o rugby, los otros deportes importantes de equipo, que ya han logrado el waterpolo, el hockey y hasta el fútbol sala. Pero ninguno tendría tanta repercusión. Sí la tendría, por su particularidad, la aparición de un Kaspárov o un Krámnik en el ajedrez. Pero un Pomar, no un Shírov, cuyo origen es letón.
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