"Es más fácil llegar al público si se siente lo que se canta"

Barcelonés, nacido en 1972, Antonio Orozco es un extraño caso de templanza y sensatez en el siempre agitado panorama del pop español. Después de rodarse con diversos grupos "de montar y desmontar" como él mismo afirma, emprendió hace siete años una carrera en solitario "tocando donde me dejaban". Su oportunidad llegó de la mano de la casa Horus y su primer álbum, Un reloj y una vela.Pregunta. La promoción de este disco ha sido muy sosegada, sin fuegos artificiales ni grandes aparatos, ¿es una apuesta por la progresión frente a los habituales pelotazos?

Respuesta. Yo no quiero confundir a nadie, estoy viviendo una historia a largo plazo. Creo que siempre se busca dar un pelotazo por defecto, pero el álbum no está pensado así, sé que las músicas y las letras son un poco complicadas y hay que presentarlas con mucha humildad. Hasta la fecha, se han vendido cuarenta y pico mil copias de Un reloj y una vela. No sé si será suficiente para que la discográfica esté contenta, pero yo tengo que tener claro hacia dónde quiero ir.

P. ¿Ha sido tan amargo el camino como se insinúa en la carpeta del disco?

R. Ocurren muchas cosas, muchos desengaños... pero cuando llega lo bonito, cuando pisas un escenario por el que quizás han pasado otros grandes artistas, todo lo demás se olvida.

P. Usted firma la letra y la música de todas las canciones. Etiquetas aparte, ¿es una forma de no dejar ninguna duda acerca de su condición de cantautor?

R. En mi caso, es absolutamente imprescindible. La interpretación surge de historias que tienen que ver conmigo y creo que es mucho más sencillo llegar al público si sientes lo que estás cantando. Tendría que pasar algo muy gordo para que yo no cantara mis canciones. Es lo más bonito.

P: En Un reloj y una vela hay tintes rockeros, aflamencados, bailables... ¿Cómo define su música?

R. Es el resultado de todas las músicas y las influencias que Antonio Orozco ha tenido. Claro que tengo mis ídolos: Enrique Morente, Vicente Amigo, Camarón, Paco de Lucía, José Mercé... entre los extranjeros, por encima de todos, está Sting. Y qué voy a decir de Jesús de la Rosa y Triana... De todos modos, espero que tanto el público como yo vayamos definiéndonos hacia un estilo.

P. Su disco cuenta 12 cortes, que prácticamente son 12 historias de amor...

R. Prácticamente sí, es una cosa que se tiene muy olvidada, hoy nadie profundiza en las historias de amor. Pero también hay canciones de desamor, algunas traiciones, y otra que recuerda el momento en que perdí a mi padre. Pero no descarto afrontar otros temas.

P. ¿Es importante el silencio?

R. Es imprescindible, aunque a veces he compuesto en la barra de un bar. Todo colabora: la inspiración, el lugar... y tener la guitarra cerca.