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Halconeros del año 2000

El viento desbarata en Écija la primera jornada del campeonato de España de cetrería

El viento y la lluvia recorrían ayer los campos de Écija como una maldición milenaria. La gente se resguardaba en las casas, mientras el aire formaba volutas negras de polvo y barro. El viento era la eterna deidad negra que subyuga al hombre con su poder desde hace siglos. Era como si nada hubiera cambiado desde la Edad Media. Los hombres bajaban la cabeza ante su soberano. Y ayer, en Écija, el viento desbarató la primera jornada del campeonato de España de altanería (cetrería), una actividad cuya leyenda germinó entre espadas y torneos medievales.Un golpe de viento desarboló la carpa donde los cetreros se habían reunido para organizar las pruebas, en la finca El Segaó, a dos kilómetros de Écija. Manuel Diego Pareja-Obregón, uno de los promotores del campeonato, lamentaba la situación y mostraba su confianza en poder llevar adelante la prueba entre hoy y mañana. Con todo, Pareja-Obregón reconoció que mañana sábado no podrá celebrarse la gran final entre los 10 halconeros mejor clasificados. "Mañana [por hoy] y el sábado [por mañana] volaremos 25 pájaros. El que tenga más puntuación será el campeón", indicó Pareja-Obregón. "Con el agua que ha caído y con el viento se ha volado la carpa. No ha pillado a nadie debajo porque los cetreros somos muy ágiles", agregó el organizador.

El uso del halcón como instrumento de caza floreció en la Edad Media entre los señores. Las alusiones a halcones, azores y gavilanes son abundantes en los romances medievales y en las obras de clásicos del Siglo de Oro como Góngora, Lope de Vega y Calderón.

El halcón, despiadado y certero, era una metáfora del poder absoluto de reyes y nobles, que se enorgullecían de esta ave. El halconero sostenía el ave sobre su puño. El halcón cubría su cabeza con una caperuza de cuero, que tan sólo se descubría antes de lanzarse sobre su presa. Poco han cambiado las cosas desde entonces. Daniel Palacios, un chaval de 14 años que estudia 3º de ESO, siente el mismo orgullo por su halcón que un señor medieval. "Llevo metido en esto mucho tiempo: siete años", afirmaba mientras sostenía a su halcón.

El ave estaba tranquila en el puño de su amo. "Me llevo estupendamente con el halcón. Lo que más me gusta son los picados, cuando el halcón está en lo más alto y se tira sobre una perdiz o una paloma", explicó Palacios.

José Cabrera acudió ayer a las pruebas, aunque no como participante. "Me dedico a la cetrería desde 1967", dijo Cabrera, que fue propietario de un hotel y ahora centra gran parte de su tiempo en esta afición. "Me gusta este deporte porque es trabajar en una cosa tan natural como es tener un animal salvaje a tu servicio y, al mismo tiempo, que el halcón lo pase bien, que no esté estresado, que es lo principal", comentó Cabrera.

"El halcón tiene un cariño y apego especiales al cetrero porque es su proveedor de proteínas. No es como el perro, cuyo cariño es incondicional. El halcón busca la comida que le das. Al cazar tiene que estar con hambre. El halcón no mata por matar, sino para comer. Una vez saciado, no vuelve a cazar", agregó. "Si quieres tener entrenado a un halcón, debes hacer que vuele diariamente. Es como un atleta. Si no está bien, no vuela", concluyó Cabrera.

El viento impidió que volaran. Pero sólo fue un triunfo momentáneo en un combate que viene de siglos. Los halcones volverán a perderse en el sol. No en vano fueron venerados en la Antigüedad como aves sagradas que representaban el alma inmortal que vive en los cielos y baja a la Tierra.

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