"En tierra batida habríamos ganado a Australia, seguro"
Joan Gisbert, de 58 años, es el gran olvidado de las nuevas generaciones del tenis español. Fue un gran jugador y disputó la final del Open de Australia en 1968, pero aún fue un mejor doblista. Junto a Manuel Orantes ganó el Masters en 1976 y no perdieron ningún doble de los que jugaron juntos en la Copa Davis. Sin embargo, lo que le convirtió en un jugador carismático fueron sus remontadas en la pista talismán del RCT Barcelona. Dos de ellas se hicieron famosas: frente al estadounidense Dennis Ralston y ante el ruso Alexander Metreveli. Ya al final de su carrera, en 1977, Gisbert se fue de España de incógnito y apenas se supo de él. No volvió a reunirse con los compañeros con quienes compartió las finales de la Copa Davis de 1965 y 1967 hasta 1998, cuando el CT Vic les rindió un homenaje.Pregunta. ¿Qué estuvo haciendo en Estados Unidos durante esos 22 años?
Respuesta. En América soy constructor, pero sigo manteniendo el gusto por el tenis. Suelo participar en muchas exhibiciones con artistas de Hollywood y personalidades políticas con motivos benéficos. No cobramos nada. Todo lo que se recauda es para la lucha contra la arterioesclerosis, para los niños discapacitados o para otras causas de esa índole.
P. ¿Qué artistas son las que mejor juegan?
R. He jugado con Sharon Stone, Linda Evans, Chuck Norris, que organiza un torneo en Houston. Pero la que mejor juega es Brooke Shields .
P. ¿Y ahora regresa a España para estar en la tercera final de la Copa Davis?
R. Sí. Me ilusiona estar de nuevo en una gran final. Creo que esta vez podremos tomarnos la revancha. Cuando nosotros alcanzamos las dos finales, el equipo ganador del último año esperaba al equipo que le disputaría el título y elegía la sede y la superficie. Ganar en Australia y en hierba era casi imposible porque, además, tenían un gran equipo. Pero, si se hubiera jugado en tierra batida, les habríamos ganado, seguro. Manolo Santana habría ganado sus partidos y mi rendimiento en tierra era muy superior al que lograba en hierba. Ellos han viajado ahora a España y competirán en tierra batida y frente a un público que jugará su baza.
P. ¿Tan importante cree que es el público?
R. Es crucial. Yo gané muchos partidos maratonianos y en muchos de ellos el público fue el que me llevó a la victoria. Le debo mucho.
P. ¿Cuáles son sus mejores recuerdos tenísticos?
R. Sin duda, los de la primera final de la Copa Davis, la de 1965. En aquella época, España tenía sólo 1.200 licencias. Los que jugábamos al tenis éramos cuatro. Ahora, en cambio, hay millones de jugadores en nuestro país. Y pienso que fueron aquellas dos finales las que abrieron las puertas a la masificación de este deporte.
P. ¿Cómo las vivieron?
R. El ambiente entre los jugadores era muy bueno. No había dinero en juego y todo era como una gran aventura. Yo había comenzado a jugar al tenis a los 23 años, cuando acabé la carrera de abogado, y poder compartir todas aquellas vivencias con grandes estrellas como Santana, Arilla, Couder y Orantes era como un sueño. Les debo mucho a todos. Pero a quien más debo es a Orantes porque me llevó de la mano a formar un gran doble y me permitió conseguir cosas muy grandes. Formamos una pareja de grandes amigos. Y creo que ésa fue una de las claves de nuestras victorias.
P. ¿Es cierto que les dijo a los australianos que era torero?
R. No exactamente. En Australia no sabían nada de España y lo único que conocían de nuestra cultura eran los toros. Entonces quisieron hacer un montaje fotográfico simulando una corrida. Me vestí de torero para hacer unos pases. Pero faltaba un toro. Y Arilla asumió ese papel. Le buscaron unos cuernos y nos pusimos a torear. Salimos en la portada de muchos diarios y de revistas femeninas. De todas formas, algo sabía yo de toreo, puesto que en Candás (Asturias), con motivo de una fiesta mayor, había participado en una novillada, y el maestro Antonio Bienvenida me dio la alternativa.
P. Algunos de sus compañeros aseguran que incluso llegaba a inventarse lesiones para evitarse el sufrimiento de jugar en hierba o en superficies duras.
R. Creo que exageran. No me inventaba lesiones, pero algunas veces tenía mi cabeza en otros sitios y me resultaba muy difícil concentrarme para la Copa Davis. Piense que comencé a jugar a los 23 años y que a esa edad algunos jugadores ya están muy rodados. Entré en el equipo con Jaume Bartrolí como capitán y siempre estuve con él. Éramos demasiado amigos todos como para engañarnos. Si no jugué algunos partidos, como en Australia en la segunda final, fue porque no me sentía en condiciones de jugar.
P. En cambio, en Barcelona era imbatible. Y Ralston y Metreveli pudieron constatarlo.
R. La gente se acuerda de aquellos dos partidos porque realicé dos remontadas espectaculares. Contra Ralston iba un set abajo y 4-1 en contra en el segundo y acabé ganando. Es una de las victorias que más satisfacción me dio, puesto que los norteamericanos habían llegado a Barcelona con una prepotencia increíble y anunciando que ganarían sin ceder un punto. Cuando perdieron el doble, un periodista de Daily Telegraph le dijo a Pancho González, que actuaba de entrenador, que el 5-0 igual se lo llevaban ellos. Entonces reaccionó de forma violenta, agredió al reportero y rompió el mobiliario del vestuario. Tuvo que marcharse de España a escondidas y a toda prisa para no ser detenido.
P. Sin embargo, frente a Metreveli salvó tres bolas de partido con dos sets a uno abajo, 5-1 y 40-30 en contra en el cuarto. Fue incluso más difícil que ante Ralston.
R. Lo que mucha gente no sabe de aquel partido, es que cuando lo jugué hacía un par de días que me había examinado de la última asignatura de la carrera de abogado. Estaba más pendiente de la nota que del partido. Y me costó mucho concentrarme. Cuando me di cuenta, Metreveli casi me había ganado. La gente ya se iba. Todos daban el punto por perdido. Pero entonces conseguí centrarme en el juego y, poco a poco, con más voluntad que clase, como siempre en mi caso, fui remontando las bolas de partido hasta alzarme con la victoria.
P. ¿Sigue las evoluciones del tenis español actual?
R. Ha progresado mucho. Existe una base muy sólida, y hay jugadores de gran nivel. Entre Corretja, Moyà, Ferrero, Costa, Mantilla, Bruguera, Arantxa y Conchita lo han ganado todo. La Copa Davis es la única asignatura pendiente y espero que esta semana deje ya de serlo.
P. ¿Qué le parece una capitanía compartida por cuatro entrenadores?
R. Las cosas han cambiado mucho en el tenis actual. Se ha convertido en algo muy profesional y muy racional. A mí me parece lógico que los entrenadores de los tenistas que van a jugar sean quienes les dirijan también en la Copa Davis. Son quienes mejor les conocen y tienen toda su confianza.
P. ¿Le parece una solución de futuro?
R. Eso dependerá exclusivamente de los jugadores. Cuando ellos prefieran otra cosa, se acabó.
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