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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Menos Música

Que un profesor de Música escriba quejándose de la proyectada reducción horaria de su materia en la ESO produce, sin duda, una sensación de aburrimiento previo. Parece un episodio más de lo que con acierto llamó Savater "la querella de las asignaturas"; en el fondo, la legítima defensa de intereses laborales, más o menos adornada con argumentos pedagógicos.Parto de que todos los profesores de secundaria tenemos que enseñar más o menos lo mismo: a leer, a pensar, a escribir, a expresarse... Desde qué asignatura se trabajen esos objetivos básicos da un poco igual. Lo que me gustaría poner en duda es una de las premisas de que parte esta contrarreforma que proyecta la ministra, así como censurar uno de sus previsibles resultados. La premisa que me parece errónea podría formularse así: "Va a aumentar la competencia lingüística del alumnado de la ESO si se incrementa el número de horas de la asignatura Lengua".

Pero es lógico pensar que el desarrollo de dicha competencia depende mucho más del celo con que todo el profesorado cuide y fomente la idoneidad del discurso oral y escrito en que se desenvuelven sus respectivas materias, que del hecho de que se aumente una hora la más importante de ellas.

Y, mucho más aún, dicho manejo del idioma depende sobre todo del grado en que todos logremos encender en los más jóvenes el gusto por la lectura.

El remiendo previsto tiene además una funesta consecuencia: una atomización todavía mayor de los horarios. Si en Andalucía se redujera el horario de la Música y de la Plástica en Segundo de ESO (actualmente, dos horas semanales durante un cuatrimestre; unas 35 en todo el curso) sólo podría hacerse dejando una hora en un cuatrimestre. El profesor impartiría en torno a una docena de clases en todo el año. No es que no llegue a conocer bien a sus alumnos; es que éstos lo conocerán a él poco más que de vista. La continuidad lógica que requiere todo proceso de enseñanza es casi inviable en las materias que cuentan con dos horas semanales. Con menos horario la asignatura desaparece. El posible beneficio que se hace a la Lengua y a las Matemáticas con la reformilla ministerial es casi nada en comparación con el perjuicio que sufre la Plástica y la Música.

Me parece muy enriquecedor que los objetivos generales de la ESO sean abordados desde la variada sensibilidad de las diversas materias. Pero, para que pueda existir comunicación entre un profesor y sus alumnos, la Administración debe propiciar un espacio físico (aula) y temporal (un cierto número de horas) para que ese contacto pueda darse. Sin aulas, sin horas, es mejor que las asignaturas desaparezcan.- .

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