El debate de gestión se caracterizó por la ausencia total de crítica y elogios desmedidos a Chaves
La dirección del PSOE de Andalucía ha decido no repetir la experiencia aperturista del 8º Congreso, celebrado en junio de 1997, y el debate de gestión volvió a celebrarse a puerta cerrada, como fue costumbre en los siete cónclaves anteriores. Pero visto lo ocurrido, no había nada que temer. Nadie se salió del tiesto y las intervenciones de los cabezas de delegación se caracterizaron por un repetitivo tono acrítico.La delegación de Málaga cumplió sólo en parte los pronósticos de pasillo que le atribuían una posición más severa. El discurso de Juan Fraile fue el menos laudatorio de todos los portavoces. El presidente del PSOE malagueño invitó a los delegados a no tapar la nueva realidad de Andalucía con los resultados electorales y recordó que el PP conoció el 12 de marzo un importante ascenso "pese a la improvisación de una candidata a última hora, Teófila Martínez, que no era la mejor".
Aseguró que este cónclave es el momento de emprender una renovación de personas e ideas en el PSOE andaluz y "evitar la costumbre de resolver en cada congreso lo que se tenía que haber resuelto en el anterior". También hizo una velada referencia al granadino José Moratalla, quien aseguró que "en política hay que saber el momento de dar un paso atrás".
En el extremo opuesto se situó el onubense Javier Barrero, quien se justificó: "No tengo ningún pudor en alabar la gestión; a veces gusta más la crítica porque se piensa que aporta más rigor o una andanada intelectual".
Barrero aseguró que Chaves "hizo posible que no existiera vacío en el PSOE federal" después de la dimisión de Joaquín Almunia tras las elecciones generales. Sobre esta circunstancia dijo: "Nos sentimos muy orgullosos".
Las delegaciones de Cádiz, Granada y Málaga reclamaron al partido mayor atención a la política local y apostaron por la consolidación de proyectos que permitan, a su vez, recuperar el contacto con los ciudadanos y "tomar el pulso a la realidad".
El singular capítulo polémico de la sesión lo protagonizaron las dos delegaciones de Córdoba, la único agrupación que eligió sus delegados al congreso en dos listas y que contó por ello con dos portavoces.
Delegados cordobeses
El representante de la candidatura ganadora, Matías González, dedicó su intervención a criticar la actuación de la ejecutiva provincial, a la que reprochó "ausencia de liderazgo político y social y falta de apertura, que han creado desconfianza e incertidumbre en el electorado". Reprochó además que el enfrentamiento con la dirección regional ha motivado que en Córdoba se acabe creando un "reino de taifa" y aseguró que "no ha habido un proyecto coherente que conecte con las inquietudes de toda la provincia".El secretario provincial, José Mellado, no quiso dar pábulo al rifirrafe y emplazó a González a debatir sobre la situación del PSOE cordobés en el próximo congreso provincial. Mellado apeló a no confundir el "cambio tranquilo con la propia tranquilidad" y aseguró que la sociedad demanda al PSOE "un nuevo proceso, una nueva cultura, y una nueva metodología".
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