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Figo-Geremi, sociedad imposible

Cada vez es más patente la falta de sintonía entre el delantero portugués y el defensa camerunés en la banda derecha del Madrid

Diego Torres

La sociedad entre Luis Figo y Geremi, en el Real Madrid, puede ser todo menos beneficiosa. Más bien, se trata de una antisociedad. La Copa Intercontinental perdida el pasado martes por el equipo blanco ante el Boca Juniors, en Tokio, ha sido una evidencia más de que ambos jugadores distan mucho de compenetrarse; de que el portugués, en concreto, comienza a sentirse frustrado por la falta de entendimiento futbolístico, tanto en la vertiente táctica como en la técnica, con el camerunés.En medio del reproche casi constante de Figo a Geremi, de las discusiones de ambos en el campo -repetidas cada vez con mayor asiduidad-, lo cierto es que la banda derecha del Madrid se convirtió en un flanco tremendamente vulnerable en el encuentro contra el Boca. Y el ex barcelonista, que carga con la vitola de estrella de su nuevo conjunto, se quedó sin poder imponer su peso por tercera vez en esta temporada en un partido crucial. La Supercopa contra el Galatasaray, en la que ganaron los turcos, fue su primera cita fallida. El clásico liguero que se anotó el Barcelona hace un mes, la segunda.

"Con Luis [Figo] no discutimos", dijo ayer Geremi antes de abordar el avión que trasladó al Madrid de Tokio a Madrid vía Francfort; "en todo caso, hablamos. Y es fundamentalmente para ver lo que hacemos cuando tenemos el balón, no para repartirnos el trabajo en la defensa".

Contra el campeón suramericano, Geremi apareció en el ojo del huracán. Sobre todo, porque se le vio llegar tarde en dos acciones, desencadenantes de los dos goles de Palermo. Su técnico, Vicente del Bosque, salió en defensa del lateral, como siempre, y recalcó que culpar a Geremi de los errores defensivos es "simplificar las cosas". Por su parte, Geremi dijo que en el segundo tanto no era el único responsable de marcar a Palermo, en clara alusión a Hierro y Karanka: "Generalmente, los defensas centrales se hacen cargo de los delanteros centros".

Más que buscar culpables, en el seno del Madrid se debatió ayer la falta de concentración que propició la derrota. Algunos jugadores hablaron de la inadaptación horaria como un factor importante. "Nos hemos despertado a las cinco de la madrugada todas las noches", comentaban varios. "Y ahora nos toca viajar a Pamplona, a El Sadar, una trampa...", se lamentaban. El agobio de las 20 horas de viaje de regreso y la necesidad de adaptarse otra vez al horario europeo para jugar dos partidos en cuatro días, ante el cuadro navarro en la Liga nacional y el Anderlecht en la de Campeones- desencadenaron cierto malestar.

Mientras estas cuestiones poblaban la mente de algunos jugadores insomnes, la crisis de la pareja Figo-Geremi los mostraba a ambos muy cariacontecidos. De modo especial, a Figo, cuyo rostro fue una roca en el estadio Nacional de Tokio y de ahí en adelante. Así siguió paseando en solitario, preocupado, por los aeropuertos de Narita y Francfort.

Porque, si su actuación en la defensa generó sospechas, en el aspecto ofensivo Geremi resultó casi nulo y eso repercutió en Figo. Hasta el punto de que el luso dejó de pasar balones al camerunés cuando vio que le doblaba por su derecha. Una muestra de desconfianza que también se manifestó en los constantes cambios de banda de Figo, que se marchó a la izquierda en busca de horizontes más prometedores o de un compañero que interpretara mejor la intención de sus regates, sus movimientos y sus paredes. Algo que Geremi no alcanza a lograr. Quizá, debido a su falta de intuición táctica o a su carencia de técnica suficiente.

La rigidez se había hecho con el rostro de Figo al salir de los vestuarios en Tokio. El delantero ya no oculta su malestar por la confusión reinante en su sector del campo. A escasos días de que se decida la concesión del Balón de Oro, al que aspira junto a Rivaldo y Zidane; a los cuatro meses de su llegada al club, no ha conseguido establecer una sociedad productiva en el Madrid. Un nexo como el que lo hizo brillar como extremo en el Barcelona, con Guardiola, o como el que mantiene con Rui Costa en la selección portuguesa. Si bien Geremi no es precisamente un jugador llamado a este propósito, su falta de entendimiento con él lastra a Figo.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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