La hinchada del Boca golea a la del Madrid
"Ellos han marcado la diferencia en este partido", dijo Serna, el volante colombiano, agradecido a los cerca de 4.000 aficionados argentinos que poblaron las gradas del estadio Nacional, de Tokio, hasta monopolizarlo con banderas, globos y un aliento constante. Su presencia estableció el abismo que hay entre ambos clubes y sus aficiones. El madridismo se dejó ver poco, apenas unos cuantos cientos de seguidores. Y apenas gritaron. Los del Boca, en cambio, no pudieron manifestarse con mayor exuberancia. Llevaron una bandera dorada de unos 50 metros de largo por 30 de ancho que descolgaron desde el último anillo con una inscripción: "Podrán imitarnos, pero igualarnos jamás. Jugador número 12".Cantaron durante cuatro horas un repertorio de consignas. La más repetida hacía alusión a la derrota del gran rival en Argentina, el River Plate, en el mismo escenario frente al Juventus en 1996: "Vamos Boca, vamos / Ustedes pongan huevos que ganamos /. Vamos a llevar la Copa a la Argentina / la misma que perdieron los gallinas", cantaba la hinchada.
La aglomeración de gritos y estandartes con los colores de la bandera sueca, la enorme pancarta con el retrato de Maradona y el sello "Dios existe" y los abucheos a Figo, Raúl y Roberto Carlos confirmaron la vitalidad de la hinchada del Boca.
Los jugadores, en su vestuario, tras el partido, forzaron sus pulmones abrazados con Carlos Bianchi, borrachos de júbilo y entonando canciones exageradas, las mismas que habían escuchado hacía minutos en el campo: "Somos los muchachos de la 12 / Todos unidos triunfaremos / Y como siempre daremos / Un grito de corazón/ ¡Dale campeón! ¡Dale campeón!".
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