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La prueba de ADN determinará si los huesos hallados son del pequeño Jonathan

La búsqueda de restos humanos en el pinar donde el pasado martes se hallaron unos huesos de niño, que podrían corresponder al pequeño Jonathan Vega, fue ayer infructuosa. La policía reconoce que está desconcertada y ni siquiera se atreve a confirmar que los restos correspondan al chiquillo desaparecido hasta que no lo dictaminen así las pruebas genéticas de ADN, ya en curso.Una veintena de agentes del Cuerpo Nacional de Policía rastreó ayer durante más de dos horas la zona y no encontró nada, según aseguró un mando policial. Los agentes suspendieron la búsqueda por la lluvia y hoy la reanudarán -si la climatología lo permite- en el perímetro del hallazgo, de unos mil metros cuadrados.

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El titular del Juzgado número 2 de Coslada, que lleva el caso, ha decretado el secreto del sumario. Aún tendrán que pasar unos días hasta que se confirme científicamente si los restos hallados corresponden a Jonathan, el niño de tres años desaparecido hace seis meses en un hipermercado de San Fernando de Henares.

Un médico forense extrajo ayer muestras de saliva y sangre a la madre de Jonathan, Rosa Barrull, de 21 años; a la abuela, Inmaculada Carbonell, de 38; a sus dos hermanos, Adolfo, de cinco, y Carmen, de dos; y a un tío paterno, Paulino Vega, de 17. Los resultados del análisis de ADN permitirán conocer si estas muestras coinciden con el perfil genético obtenido de los huesos, pero tardarán en conocerse al menos tres días. Para la familia no hay duda: los restos hallados pertenecen a Yoni.

Un camionero localizó a mediodía del martes unos restos humanos en un pinar al que acudió para verter tierra procedente de las obras de construcción de la autovía M-45, según fuentes policiales. El transportista se apeó del vehículo para inspeccionar el terreno donde iba a descargar. Le habían avisado de la existencia de dos pozos ocultos en la zona. Cuando examinaba la consistencia del terreno se topó con unos huesos semienterrados. En un principio creyó que se trataba de un animal, pero cuando los miró de cerca logró distinguir un trozo de cráneo humano de pequeño tamaño. "En cuanto me di cuenta me acordé de Jonathan, el niño desaparecido aquí cerca, en el poblado gitano de La Castellana", le comentó el camionero a la policía. El hombre descargó la tierra lejos de los restos y avisó por su emisora. Pero un compañero suyo, sin receptor de radio en el camión, no llegó a enterarse del aviso y descargó cientos de kilos de tierra justo sobre los huesos hallados.

Los transportistas avisaron entonces a la policía. Varios agentes se personaron en el lugar y solicitaron la ayuda de una máquina excavadora del Ayuntamiento de San Fernando para destapar los restos. Encontraron un cráneo fracturado en tres pedazos y varias costillas, sin aparentes signos de violencia. A unos 10 metros de los huesos había ropa de niño: un peto azul, una camisa y un par de zapatillas. El tejido estaba descolorido, pero no rasgado. La madre y la abuela de Jonathan reconocieron las ropas como las que llevaba el niño el día de su desaparición.

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Un concejal denuncia que el pinar donde se hallaron los restos óseos nunca fue rastreado

El pinar en el que un camionero halló el martes los restos óseos y la ropa de un niño que pudieran pertenecer a Jonathan Vega no fue rastreado en su día, por estar demasiado lejos -unos 1.500 metros- del hipermercado donde desapareció el crío. El concejal de Seguridad de San Fernando de Henares, Valentín Martín, de Izquierda Unida, denunció ayer que la zona del hallazgo no fue rastreada, ya que estaba fuera del radio en el que se suponía que podía encontrarse el niño: "Este pinar queda más allá del poblado de La Castellana y aquí no se buscó porque no se pensó que un niño pudiera llegar hasta este lugar caminando", explicó ayer, mientras presenciaba la búsqueda de más restos óseos. "La policía y los bomberos centraron el rastreo en la zona comprendida entre el hipermercado Pryca, la casa del pequeño y el río Jarama", aclaró. Un alto mando policial confirmó ayer que el pinar del hallazgo no fue peinado cuando Jonathan desapareció el pasado 27 de mayo.La policía no se atreve a formular ninguna hipótesis sobre cómo llegaron tres pedazos del cráneo, un maxilar inferior y varias costillas al pinar de la finca Quintana.

El delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Javier Ansuátegui, cree que los restos pudieron haber sido transportados por el camión de vertidos hasta el lugar del hallazgo desde otro punto. La Brigada Judicial de Madrid también contempla la posibilidad de que los huesos fueran cargados en el camión por una de las excavadoras que realizan trabajos para allanar la futura M-45.

La confusión domina el caso y sólo las pruebas científicas podrán aportar luz. La Policía Científica analiza los restos óseos para determinar el ADN y cotejarlo con el de cinco de sus familiares.

La familia de Jonathan mantiene la hipótesis de que el pequeño fue víctima de un crimen. "Ha sido asesinado... Porque no se iba a marchar solo del Pryca. No sospechamos de nadie. Si supiéramos quién ha sido, lo mataríamos poco a poco para que sufriera", afirmó ayer un tío del pequeño. La abuela paterna de Jonathan, Inmaculada Carbonell, de 38 años, ha pedido a la policía que no ceje hasta aclarar lo ocurrido. La madre del pequeño, Rosa Barrull, de 21 años, "está destrozada por lo ocurrido, no puede ni hablar; se le han ido las fuerzas llorando", explicó Inmaculada.

Otra teoría apunta a que el niño se escapó del Pryca y trató de llegar a pie hasta su chabola, en el poblado de La Castellana, situado a unos 800 metros del establecimiento comercial. Supuestamente, Jonathan se perdió por un laberinto de caminos y deambuló durante horas hasta morir solo en el campo.

La explicación que la policía ofrece al hecho de que la ropa del pequeño estuviera situada a varios metros de los restos óseos es que perros asilvestrados u otras alimañas pudieron arremeter contra el cadáver.

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