"No es nada fácil mandar a un reportero a la línea de fuego"

El británico Nigel Baker fue cocinero antes que fraile. Empezó en el periodismo como reportero de trinchera, y ahora, a los 45 años, lo ejerce desde un despacho de Londres. Es director de informativos de la división audiovisual de una de las agencias internacionales de noticias más antiguas y sólidas, la Associated Press. Esta semana ha presidido en Barcelona el jurado internacional de los Premios Actual, que otorga TV-3. La cadena autonómica le invitó precisamente porque él era jefe de Miguel Gil cuando fue asesinado en Sierra Leona, el pasado mayo, y en su 10ª edición los Actual han querido homenajear al periodista catalán. Baker confiesa que en estos momentos su trabajo es más duro que cuando informaba desde zonas en conflicto. Entonces, dice, sólo tenía que tomar determinaciones que le afectaban a él, y ahora debe decidir por sus colegas. "No es nada fácil mandar a un reportero a la línea de fuego", reconoce, y explica que combate la angustia que le supone tener que enviar a un compañero a la guerra procurando elegir al profesional "más adecuado". "Lo principal", dice Baker, "es encontrar a un profesional que merezca toda la confianza. Es muy importante también que se vaya con la certeza de que puede confiar en la empresa que le envía, y que va a recibir todo el apoyo".

Baker admite que cuando conoció la muerte de Gil, en una emboscada, vivió "un momento muy difícil". "Miguel", recuerda, "era un periodista extraordinario, que sentía que su misión era informar sobre los problemas de la gente. Fue muy valiente en Kosovo, en Chechenia, en Sierra Leona... Siempre mantuvo su compromiso con las personas que vivían en medio del horror". ¿Es ése el perfil de un buen reportero? "Sin duda", responde Baker. "Aunque", añade, "tenemos que ir con mucho cuidado, porque el material que manejamos puede hacer cambiar la opinión pública e incluso el curso de la historia, lo cual es aceptable, siempre que la cobertura informativa sea justa y equilibrada".