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Reportaje:EXCURSIONES - SIERRA DE OJOS ALBOS

Edad del Hierro, edad del aire

Ojos Albos es el poético nombre que recibe un pueblecito de gana-deros a medio camino entre Villacastín y Ávila, a cien kilómetros cabales de Madrid. Las casas de Ojos Albos -muros albos de cal y mucho ladrillo- se acurrucan a 1.220 metros de altura en la falda de una serrezuela señera, pelada y expuesta a todos los céfiros y descuernacabras de la rosa de los vientos. Precisamente por eso, la sierra de Ojos Albos fue elegida para instalar en 1999 un parque eólico: 88 molinetes que jalonan su cresta desde el cerro Coloco (1.457 m), justo encima del pueblo, hasta más allá de la Cruz de Hierro (1.662 m), punto culminante de la misma.Esta mañana, para variar, sopla un zurrusco demoledor. Desde la plaza, cabe la fuente de granito, por sobre la rústica iglesieta, contemplamos atónitos los aspavientos de estos desaforados gigantes de 45 metros en el monte, con su runrún de hormigoneras. Uno de los 54 vecinos de Ojos Albos, que ese momento pasa sujetándose la boina con las dos manos, nos informa de que los molinos giran no sólo de día, sino también de noche -¿por qué iban a tener, si no, unas bombillitas rojas?- e incluso cuando cesa el viento: "En ese caso, funcionan a motor". Así que, doble e incluso triplemente perplejos, nos atamos fuerte el barbuquejo y nos ponemos en marcha.

De Ojos Albos salimos por la calle de la Iglesia y por la de las Procesiones hasta llegar a las últimas casas. Allí hay un camino -inicialmente asfaltado- que sube a la izquierda, directo hacia los aerogeneradores, pero que nos han aconsejado dejar para la vuelta. Seguimos de frente, por una ancha pista de tierra que lleva dando un rodeo por la ladera occidental del cerro Coloco hacia la parte posterior de la sierra. Una pista que, tras suavísimo ascenso, baja rauda al vallecito por el que corre el arroyo Corral Hondo -afluente del río Voltoya-, el cual vamos a remontar.

Una vez llegados al fondo del vallejón -como a media hora del inicio-, avanzamos con suma atención junto al arroyo hasta localizar, a unos 200 metros aguas arriba, en la orilla contraria, la peña Mingubela, un paredón vertical de roca esquistosa en cuya base se aprecia una concavidad evidente, como boca de gruta. Cazadores de la edad del hierro, tal vez primos de aquellos vetones que esculpieron los toros de Guisando, habitaron este abrigo hace 2.500 años y lo decoraron con pinturas esquemáticas de hombres y cuadrúpedos, que hay quien dice que representan su victoria sobre alguna tribu enemiga. Pero a nosotros nos parece que discernir los rojos monigotes de la piedra bermeja es ya trabajosa victoria.

Retomando el camino principal, subimos por la vera del regajo hasta su confluencia con otro arroyo -el de Valdeláguila-, el cual seguimos hacia la derecha, aprovechando trochas de vacas y cortafuegos, para llegar a sus nacederos junto a la Cruz de Hierro cumplidas dos horas de marcha. Es hora entonces de regresar al pueblo por la cresta de la sierra, avizorando las sierras de Gredos, Malagón y Guadarrama, así como el Voltoya represado en el em-balse de Serones. No hay pérdida posible: la larga fila de aerogeneradores, con sus paletas de 23 metros, despeja cualquier duda.

En el collado previo al cerro Coloco, donde se alzan los últimos molinetes, tomamos a la diestra por la pista que baja a Ojos Albos cavilando en los pros y los contras del invento. Pros: cada uno de estos generadores produce la energía que consumen 680 personas y lo hace limpiamente. Contras: rugen como lanchas fuera borda y está demostrado que -al menos, en el parque eólico de Tarifa- matan buitres. Consideraciones ecológicas aparte, son un elemento que altera la estética del paisaje. Quizá el tiempo les conceda un tipismo similar al de los molinos manchegos. Pero hay algo que -como dice un amigo nuestro- nunca cambiará: "Lo más aburrido de estos molinos es que no tienen molinera". Ni molinero, claro.

Cuatro horas al viento

- Dónde. Ojos Albos (Ávila) dista 100 kilómetros justos de Madrid yendo por la autopista de A Coruña (A-6) y desviándose a la altura de Villacastín por la N-110 en dirección a Ávila. Avanzando por esta última carretera, cinco kilómetros después de pasar por Aldeavieja, aparece señalizado a la izquierda el desvío a Ojos Albos. - Cuándo. Paseo circular de cuatro horas de duración (14 kilómetros), con un desnivel acumulado de 500 metros y una dificultad media, que puede efectuarse en cualquier época del año siempre que se lleve una adecuada protección contra el sol -no hay un solo ár-bol- y contra el frío, que el constante viento hace más intenso.

- Quién. José Manuel Martín es el autor de Las sierras desconoci-das de Ávila, guía editada por El Senderista, en la que propone una ligera variante de este recorrido, coronando la cumbre de Cruz de Hierro, lo que supondría alargar una media hora más la caminata.

- Y qué más. La apertura de nuevas pistas, caminos y cortafuegos con motivo de la instalación del parque eólico puede inducirnos a algún extravío si no disponemos de mapas como la hoja 17-20 (El Espinar) del Servicio Geográfico del Ejército, o la equivalente (507) del Instituto Geográfico Nacional.

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