_
_
_
_
Tribuna:EL FUTURO DEL NACIONALISMO CATALÁN
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Nada Mas AGUSTÍ FANCELLI

Nada Mas.Nada y no guarda la ropa. Al contrario. La ropa le interesa mucho. La luce siempre limpia y bien planchada. Además, como Baudrillard, gusta de teorizar sobre ella. Lo hizo ayer mismo, en la Fira de Cornellà, durante su discurso como flamante secretario general de Convergència. Dedicó al asunto una metáfora larguísima que los delegados seguían con atención para ver en qué momento podían aplaudirla. Razonó Mas que tenemos un vestido estrecho de sisa y tiro al que precisamos dar de costuras, sin especificar cuándo habíamos puesto esos kilos sobrantes que tanto afean nuestra línea. Ahora bien, prosiguió, para dar esas costuras y lograr una mayor holgura hace falta leer antes la Constitución y el Estatuto en sentido autonomista. En consecuencia, no puede ser un sastre cualquiera, sino uno tan diestro en el arte de la aguja como en cuestiones jurídicas de calado. Pues bien, advirtió Mas, podría ocurrir que nos topáramos con un sastre del morro fort que no quisiera ni oír hablar de modificarnos el corte. En cuyo caso, concluyó, tendríamos sólo una alternativa: encargar un traje nuevo. Pero eso únicamente podría ocurrir si la mayoría del pueblo catalán reclamara un cambio colectivo de indumentaria. Hombre, no: también podríamos intentar cambiar de sastre, a ver si dábamos con uno menos antipático que se apiadara de nuestras desbordadas hechuras. ¡Jesús, cómo se han puesto los del comercio!

Más información
Mas acentúa su perfil pujolista en el primer discurso como secretario general de CDC

Pero Mas nadaba entre otras muchas metáforas. Metáforas de tierra, mar y aire. De aire, citó concretamente un verso del Cant de la senyera -"volaràs com au galana / pel damunt dels nostres caps"- para apoyar el concepto de que debíamos aspirar a Mas, digo a más. Como metáforas marinas se sacó una que decía que lo importante del mar no son las olas de superficie o la espuma, sino las corrientes profundas. En fin. Mejoró algo con las terrestres, al describir el árbol convergente: un árbol con vocación de crecimiento en altura y anchura para dar sombra y aixoplugar -qué bonita palabra- a un número creciente de enanitos del bosque. Pero la metáfora más bonita fue una de mar i muntanya que Mas atribuyó a Pujol durante la reciente conmemoración de los Fets del Palau: la de un pueblo que vivía feliz junto a un oasis en el desierto pero que se puso a caminar porque quería ver el mar. Pensé que la Navidad estaba al caer, en efecto, y que debería ir pensando en sacar el caramillo y la samarra del armario, no sea que también me venga estrecha y no haya forma de encontrar sastre, con lo bordes que se están poniendo.

En éstas llegó Pujol anunciando que como cierre no pretendía hacer un discurso político, que eso ya lo había hecho Mas, sino sentimental. Apeló a la "ciutat ideal" de Màrius Torres, al catalanismo sentimental y racional de Valentí Almirall y concluyó con unos versos de Salvador Espriu exhortándonos a reforzar la confianza en nosotros mismos. Un nivel, vamos. Pero está visto que lo de Convergència va a Mas, y ya dijo aquel arquitecto que menos es Mas. Mientras sonaba por megafonía la energética sintonía convergente, llovían sobre el escenario alegres confetis de colores que recubrían a los exultantes congresistas en el acto de palmearse las espaldas. Esto es América, nano, aunque aquí, en estos últimos 20 años, nos ha costado bastante menos que a ellos elegir presidente...

Nada Mas. Digo, nada más.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_