S.O.S

Román Banaclocha, valenciano de 53 años, pertenece al club de profesionales del año de la compañía automovilística Ford Motor Company desde hace unas semanas. El gigante del automóvil le entregó el diploma Security & Fire por hacer de la factoría valenciana una de las más seguras de la multinacional.El premio le cogió por sorpresa mientras participaba en un seminario en Detroit -sede de la compañía estadounidense- "donde se explicaba de todo: desde lo más obvio hasta cuestiones de bioterrorismo, emergencias nucleares o contaminación ambiental", explica Banaclocha. "En los EE UU se han detectado casos de contaminación por antrax. Meten los virus de esta sustancia en el correo y cuando tocas las cartas te contaminas. El año pasado se detectaron 93 casos en todo el país", añade.

Dice que el galardón lo ha ganado por los años de dedicación a este trabajo, pero la reciente visita a Almussafes de un pool de aseguradoras parece haber sido definitivo. Las aseguradoras han otorgado a las instalaciones de Almussafes la puntuación más alta a nivel mundial en seguridad y prevención. "No hay ninguna planta que llegue a los 1.294 puntos", declara el técnico. "Hace dos meses nos visitaron varios brokers de seguros de Suiza, Italia, EE UU, Francia e Italia, y cuando finalizaron las pruebas de evaluación nos felicitaron porque todo estaba en orden". Banaclocha ha publicados sus trabajos en esta materia en la web de Ford y ha participado recientemente en programas de cooperación en Madrás (India).

En la factoría de Valencia trabajan 14 personas por cinco turnos -70 en total-, dedicadas exclusivamente a la vigilancia de incendios, pero también a la verificación de todo tipo de sistemas. "Tenemos bajo nuestro control prácticamente toda la fábrica. Desde el almacenamiento de material, manipulación de líquidos inflamables, etiquetado de productos, revisión de cualquier nuevo proyecto de producción... Cualquier producto que se compra debe ser verificado por el departamento de incendios para su uso y conservación. No hay nada de la fábrica que se nos escape de las manos", asegura el responsable.

"Aquí", prosigue Banaclocha, "cuando suena la alarma, los bomberos tardan menos de un minuto en llegar a la zona afectada, de hecho en los 25 años que funciona la factoría, ninguna compañía de seguros ha pagado un duro". Las intervenciones rápidas de las brigadas de extinción han sofocado los conatos de incendio.

El equipo de prevención y extinción organiza simulacros de extinción de fuegos y derrame de productos químicos. Pero cuando verdaderamente ponen del revés la factoría, donde trabajan a diario 7.000 personas, es en las evacuaciones. "Hacemos una o dos por año y vaciamos el complejo. A veces sacamos 2.000 personas de golpe; entonces hay que evacuar, salir, recontar y entrar". Según Banaclocha, la operación, con heridos simulados y helicópteros de rescate, se realiza en apenas seis minutos.

Además de la factoría, la brigada de Ford ha prestado todo tipo de servicios a los municipios de alrededor. "Si hay fuego en Almussafes, Silla, o accidentes de tráfico, los alcaldes nos llaman. Incluso hemos participado en la crema de las Fallas". Antes atendían todas las semanas llamadas de este tipo, pero ahora las salidas se han espaciado y rara es la ocasión en la que intervienen más de una vez al mes.

Más que el fuego y el riesgo que éste acarrea, a Román lo que más le ha marcado son los cadáveres que ha rescatado en su dilatada vida profesional. "Mucho más que entrar en un edificio en llamas", asegura. En la mayoría de los casos se ha tratado de accidentes fuera de la factoría -"recuerdo el rescate de dos personas muertas en un accidente de tráfico y saber, al día siguiente, que eran los padres de un compañero. Es horrible".

"Aquí, todo el mundo me dice bombero. No me importa, pero la labor del departamento que dirijo es mucho más amplia", agrega.