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Frutos acepta ser el 'número dos' de IU y abre el camino hacia la paz interna

Carlos E. Cué

Poco a poco, y con grandes dosis de realismo y buena voluntad, las aguas comienzan a volver a su cauce en Izquierda Unida. Los dos grupos enfrentados abiertamente en la disputa por el liderazgo de la coalición han asumido que el futuro de IU, que ahora es de color gris, según admiten dirigentes de ambos sectores, se tornaría negro si no se acaba pronto el largo periodo de luchas y división interna. El primer paso para iniciar este nuevo clima lo ha dado Francisco Frutos, secretario general del PCE y gran perdedor de la Asamblea que nombró a Gaspar Llamazares nuevo coordinador general en sustitución de Julio Anguita por una mínima diferencia -menos de un 3% de los votos-.

Frutos se reunirá hoy con Llamazares y le anunciará formalmente que acepta ser el número dos de la coalición, ocupando un puesto que se llamará probablemente coordinador ejecutivo, con competencias aún por definir aunque es seguro que se basarán especialmente en la representación de la coalición y en el ejercicio de la figura de balanza en las reuniones de la dirección.

Los que apostaron por Llamazares, y por tanto los ganadores de la Asamblea, confían en que no se produzca en IU la "bicefalia" que tan mal resultado dio al partido socialista. Para evitar este tipo de situaciones, el equipo de Frutos está dispuesto a aceptar que personas próximas a Llamazares ocupen la mayoría de los puestos de la dirección diaria, llamada comisión permanente. A cambio, quieren que se garantice la igualdad de fuerzas en la Presidencia, que se reúne con menos frecuencia pero toma las decisiones más importantes.

A partir de este buen clima, según asegura Llamazares, se puede comenzar a trabajar para que la "nueva cultura" de entendimiento se extienda en toda la organización y se pueda abandonar de una vez por todas uno de los peores defectos de IU en los últimos años: la endogamia e "interiorización" que le ha impedido hacer creíbles sus propuestas ante la sociedad, según un análisis en el que han insistido en los últimos meses la práctica totalidad de los dirigentes.

Una vez encauzado el acuerdo interno, Llamazares quiere centrarse en dos asuntos clave. Uno, la relación con otras fuerzas de la izquierda: el PSOE, pero sobre todo ecologistas, ONG, sindicatos, con los que quiere establecer mayores vínculos. El otro es la crisis en el País Vasco. El nuevo coordinador general viajará a esta comunidad autónoma para reunirse con representantes del Gobierno, PP y PSOE y tratar de transmitirles su visión sobre el problema.

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