El Madrid fracasa en Los Pajaritos
El Numancia dio una lección de entereza profesional frente al caótico e indolente equipo de Del Bosque
El Madrid ha entrado en crisis, empeñado en repetir los errores que tanto daño hicieron a su prestigio en las últimas temporadas. Perdió por dejadez, por blando y por obtuso. Porque jugó mal, porque hizo todo lo posible por equivocarse y porque sus estrellas se tomaron el día libre. Y los demás también. Perdió porque es un equipo incapaz de asumir sus obligaciones en la Liga, donde equipos como el Numancia no conceden un centímetro sin pelearlo como partisanos. Para el Numancia cada partido es una cuestión de vida o muerte. El Madrid no se toma la Liga con el interés que merece. Ha vuelto al abandonismo de tiempos anteriores, al crónico estado de crisis en un equipo incapaz de resolver sus problemas.El Numancia aprovechó exhaustivamente todas las ventajas que encontró. Nagore se movió en el medio campo como un general. Parecía Guardiola. El Madrid hizo todo lo posible por facilitarle el trabajo, como sucedió con Xavi en la famosa noche del Camp Nou y el pasado domingo con Engonga. A Guti no se le ocurrió taparle un poco, molestarle siquiera. Tampoco pararon a Rosu, autor de los tres goles en las tres oportunidades que tuvo, todas permitidas por la defensa madridista. Helguera fracasó como pareja de Hierro. Cometió una falta innecesaria en el primer gol, se equivocó casi siempre y no tuvo el grado de fiereza que se supone en los centrales. Salió perdedor en todos los balones divididos, lo que habla fatal de un defensa. En el tercer tanto del Numancia se achicó en una pelota que se llevó Rosu por pura fe.
NUMANCIA 3- REAL MADRID 1
Numancia: Álvaro Núñez, Manel, Muñiz, Soria, Pacheta, David Pirri; Nagore, José Manuel, Rosu (Ojeda, m. 68), Iñaky (Tito, m. 86); y Rubén Navarro (Barbu, m. 79).Real Madrid: Casillas, Geremi, Hierro, Helguera, Roberto Carlos; Makelele (Morientes, m. 68), MacManaman, Figo, Guti, Savio (Munitis, m. 68); y Raúl. Goles: 1-0. M. 7: Falta que saca el Numancia al borde del área, el balón lo toca Rosu y después Makelele y se introduce en la portería. 1-1. M. 15: Centro de Savio desde la izquierda y Raúl marca de cabeza. 2-1. M. 16. Rosu, en una jugada de contrataque, bate a Casillas por bajo en su salida. 3-1. M. 64: Rosu se anticipa en un balón dividido a Helguera y marca por el centro. Árbitro: Muñiz Fernández (colegio asturiano). Mostró tarjeta amarilla a Helguera, Soria, Nagore, Figo e Iñaky. Lleno en el estadio de Los Pajaritos (cerca de 10.000 personas). El saque de honor corrió a cargo del doble campeón del mundo de maratón Abel Antón.
Helguera resumió el fracaso del Madrid, que evidenció carencias gravísimas. Makelele no ha demostrado hasta el momento las razones de su costosísimo fichaje. Intrascendente y tímido, por ahora es un peso pluma. Con Geremi, un laborioso en un equipo indolente, estamos a punto de asistir al efecto Villarroya. Su protagonismo alcanza un nivel desproporcionado, desde luego excesivo para sus limitadas cualidades técnicas. Que el juego del Madrid se codifique a través de Geremi es la peor noticia para el equipo. Entre las estrellas, Figo no logró desbordar jamás a Pirri ni entendió la necesidad de pegarse a la raya. Tampoco lo entendió Savio, de tal manera que al Madrid le perdió la ley del embudo. Todos los delanteros se quitaron el sitio para moverse, apiñados junto a los centrales del Numancia, que salieron vencedores de todos los duelos.
Lo más potable del Madrid corrió a cargo de McManaman, al menos durante la primera hora. Activo y rápido en el pase, se movió con desparpajo, precisamente lo que faltó al resto del equipo. Sólo encontró alguna complicidad en Roberto Carlos y en los últimos minutos de Raúl. Pero el cuadro general fue desastroso, especialmente en el segundo tiempo, cuando el Madrid derivó abiertamente hacia el caos. Toshack, que siempre se reservaba una gracia para estas ocasiones, diría que eran pollitos sin cabeza. Parece mentira cuando se trata de una de las plantillas más celebradas del mundo.
Si el Madrid desperdició flagrantemente su potencial, el Numancia aprovechó sus limitados recursos con una eficacia admirable. Lo que puede ofrecer el equipo soriano es atención, fe de superviviente y olfato para rentabilizar las ocasiones. Así empató frente al Barça y así venció al Madrid. En los dos partidos el Numancia ha jugado con la arrogancia de sus rivales, sin permitirse descuidos, con una atención extrema a todos los detalles. Un equipo que asume la mayoría de los partidos como una aventura casi imposible. Se trata de un equipo confeccionado con retales de otros clubes, con jugadores que se han subido en Soria al último tren de sus carreras en Primera División. Lo saben y actúan en consecuencia, con una entereza profesional que sólo merece el elogio. Del Madrid, o por lo menos de este Madrid que camina por el mismo sendero de las últimas temporadas, no se puede decir lo mismo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.