Kostunica prepara una ley de amnistía para los perseguidos por Milosevic
El jefe de la policía política de Slobodan Milosevic, Rade Markovic, seguía ayer sin dimitir. No obstante, las reformas avanzan en Belgrado, pese a las inmensas resistencias de algunos. El Gobierno federal está ya listo para asumir sus cargos e iniciar sus tareas. Al mismo tiempo, está ya preparada una ley de amnistía para los perseguidos por el régimen de Milosevic.
Según miembros del futuro Gobierno, el jefe de la policía política, Markovic, no dimite "por puro miedo a enfrentarse a un procesamiento por los supuestos delitos que ha cometido". No son pocos los miembros del aparato del régimen de Milosevic que siguen intentando negociar su impunidad antes de dejar los cargos, aunque sepan que sus días en éstos están contados. Los avances en lo que medios diplomáticos llaman "el proceso correcto además de irreversible" ganan terreno día a día. Por primera vez en muchos años los serbios vuelven a sentir satisfacciones morales como sociedad. Así, han recibido como una gratificación y alivio el ingreso de su Estado, aún bajo el nombre de Yugoslavia, en las ONU. Esto supone todo un símbolo de la ruptura con una década de aislamiento.Además, ya está preparada una ley de amnistía, que beneficiará a todos aquellos perseguidos por el régimen de Milosevic, pero no afectará a los casos ahora puestos en marcha por supuestos crímenes de guerra, asesinatos políticos y delitos económicos, que han proliferado bajo el manto protector del presidente depuesto. Éstos no sólo no gozarán de amnistía, sino que se hace cada vez más evidente que la impunidad que se prometían va a ser imposible. Desertores y otros encarcelados o represaliados por el régimen depuesto serán puestos en libertad o podrán regresar de sus diversos lugares de exilio en pocas semanas. Pronto se espera también la liberación de los albaneses que quedan en las prisiones serbias.
El Gobierno federal yugoslavo, que dirigirá de forma interina (se supone que hasta el próximo verano o todo lo más hasta otoño) los asuntos puntuales de la federación serbio-montenegrina, está listo. La coalición gubernamental de excepción entre la Oposición Democrática de Serbia (DOS), el Movimiento para la Renovación Serbia y el Partido Popular Socialista (SNP), dirigido por el socialista Zoran Zizic, tendrá como viceprimer ministro a Miroljub Labus, un destacado economista del grupo independiente G-17, que en realidad controlará las tres carteras técnicas que han sido otorgadas al Partido Socialista.
Entre las grandes novedades de este Gobierno se halla el nombramiento del joven Goran Svilanovic, de 37 años, miembro de la Alianza Cívica de Serbia, como ministro de Asuntos Exteriores. Sus máximas prioridades habrán de ser la incorporación de Yugoslavia a los organismos internacionales y la normalización de las relaciones con los estados vecinos, con los que hace apenas un lustro Serbia se hallaba en guerra. Las negociaciones sobre la sucesión en cuestiones de propiedad de la antigua Yugoslavia también se pondrán en marcha tras 10 años en los que Milosevic siempre quiso erigirse en único sucesor de la extinta Yugoslavia. Las otras asignaturas pendientes son la regularización de las relaciones con Montenegro y el comienzo a medio plazo todo lo más del diálogo con las autoridades albanesas de Kosovo. Los retos son grandes pero, por primera vez en muchos años, también lo son las esperanzas.
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