Mendieta fue ovacionado
Tras ser silbado en el encuentro liguero ante el Zaragoza, Mendieta recuperó ayer la condición de intocable para la afición valencianista. El capitán del Valencia había sido pitado por una parte de la afición por recrearse excesivamente en las jugadas personales. El centrocampista no suele complicarse con el balón, pero en ocasiones se recrea en exceso en la floritura. No siempre se puede hacer el gol del año. Una licencia mal vista en Mestalla y castigada en exceso.Nada, sin embargo, se le puede recriminar al capitán valencianista, quien ha demostrado su dedicación al club, a costa de rechazar mejores ofertas, y su talento. La gran serenidad en que se sustenta su calidad futbolística le deja inmutable ante los aspavientos de una afición que le idolatra. Quizá aquí esté precisamente el problema. En los últimos tiempos, el fútbol de Mendieta ha crecido paralelo a su fama mediática. Por ello, todo lo que hace el mediocentro es analizado con lupa: elevado al olimpo cuando marca y rebajado cuando no. Es el peso que asume por ser el símbolo del Valencia.
Anoche, Mestalla se vistió de nuevo de gala para recibir a Mendieta. Destacaba sobre todo una pancarta del Gol Gran, grupo con gran tradición en sus muestras de apoyo a los jugadores: "Elevar ídolos es el primer paso para destruirlos. Y a Mendieta lo queremos de carne y hueso: escuchando Los planetas en Bellvet, leyendo a Camus y ahora... ¡alzando la copa en San Siro!" [donde se disputa la final de la Liga de Campeones]. El nombre de Mendieta fue ovacionado cuando se escuchó por megafonía, y coreado después en el campo: "Ni Figo ni Zidane, Mendieta es el más grande".
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