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De la normalidad a la alarma y de nuevo a la calma en cinco meses

Los bandazos del Gobierno, desde que hace casi seis meses tomó posición por primera vez en el caso del submarino nuclear Tireless, le han llevado de la normalidad a la preocupación para asumir finalmente la doctrina pactada entre José María Aznar y Tony Blair sobre la falta de riesgo.El 19 de mayo de 2000 el submarino atracó en Gibraltar y el Gobierno afirmó que no había radiactividad anormal en el Estrecho. El 11 de julio, el portavoz del Ejecutivo, Pío Cabanillas, aseguró que el submarino estaba siendo reparado con todos los mecanismos de control de radiaciones. Al día siguiente, la Delegación de Salud de Cádiz afirmaba que no había riesgo de enfermedades en la piel.

El 25 de agosto, el presidente de la Junta andaluza, el socialista Manuel Chaves, pidió al ministro de Exteriores, Josep Piqué, que reclamase la salida del submarino. El Gobierno hizo pública una nota asegurando que el Ejecutivo británico había informado del desarrollo de la reparación y confirmado la ausencia de riesgo.

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El 29 de agosto, el Gobierno asume la tesis del Reino Unido y apoya que comiencen los trabajos. Dos días después, Piqué alega que el traslado a una base naval del Reino Unido es técnicamente difícil. El 5 de septiembre, el Gobierno, en respuesta al PSOE, señala que la intención de Londres fue la de trasladar el submarino, pero que las malas condiciones climatológicas lo evitaron. Un día más tarde, el Gobierno se queja ante Londres por la tardanza en iniciar la reparación. Dos jornadas después, el vicepresidente primero, Mariano Rajoy, da por sentado que el Reino Unido no trasladará el sumergible y acepta sus argumentos.

El 11 de septiembre, el ministro de Defensa, Federico Trillo, afirma que España no tiene porqué dudar del Reino Unido. A los tres días, Gibraltar asume la reparación del Tireless tras un informe pericial británico. El 25 de septiembre, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) dice que la reparación se hace con normalidad. El día 26, Piqué asegura en el Congreso que ha reclamado al Reino Unido el control conjunto de la base naval británica de Gibraltar para evitar situaciones de este tipo.

El 17 de octubre, el Gobierno británico advierte de que la avería del Tireless es mayor de lo previsto y la reparación podría demorarse. El 23 de octubre, Trillo dice que el Tireless (Incansable) "está changado" y Piqué admite que no sabe si el riesgo es asumible. Los británicos retiran de la circulación 12 de sus 16 submarinos. El 24 de octubre, Piqué se queja a su homólogo británico, Robin Cook, de la "insuficiente" información recibida. Y el 28 de octubre, Blair y Aznar, tras reunirse en Madrid, se limitan a afirmar que no hay riesgos ni secretos y que el sumergible se reparará en Gibraltar.

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