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BALONCESTO NBA

Los Blazers desafían a los Lakers

La Liga norteamericana comienza mañana con la superioridad incuestionable de los equipos de la Conferencia Oeste

Santiago Segurola

Shaquille O'Neal y Kobe Bryant despejaron la pasada temporada las dudas sobre su capacidad para asumar el legado de Magic Johnson en los Lakers. Sin demasiada ayuda conquistaron el campeonato y abrieron una pregunta para este año: ¿podrán forjar una dinastía, como lo hizo Jordan en los Bulls? Probablemente los Lakers no son el mejor equipo de la NBA, al menos por lo que se refiere a la profundidad de su banquillo y a ciertas carencias en áreas decisivas. No hay un pivote de garantías para dar algún descanso a O'Neal, ni tampoco un base de primer orden, por mucho que los bases puros no resulten imprescindibles en el sistema del triple poste que pregona Phil Jackson. En cualquier caso, los Lakers disponen del arsenal adecuado para ganar el campeonato. Con el mejor pivote de la NBA -O'Neal-, el jugador más versátil -Bryant-, la llegada de Isaiah Rider, una conflictiva máquina de anotar, y la sustitución de A.C Green por Horace Grant, tienen ganado mucho terreno sobre unos rivales que parecen especialmente poderosos en la Conferencia Oeste, con los Blazers de Portland a la cabeza. - Portland Trail Blazers. En muchos corrillos figura como primer candidato al título, por delante de los Lakers. Su plantilla es impresionante, casi hasta el exceso. En el puesto de cuatro perdió a Brian Grant, suplente del fenomenal Rasheed Wallace. ¿Y qué sucedió? Llegaron Shawn Kemp y Dale Davis, dos jugadores con una larga y excelente trayectoria en la NBA. Kemp fue una estrella en los Sonics, pero nunca ha destacado por el juicio de sus decisiones dentro y fuera de la cancha. Prefirió el dinero de los Cavaliers de Cleveland, y allí dio lecciones de pereza. Con 20 kilos de más, todavía fue capaz de presentar unos numeros decentes. Si recupera el fuego sagrado, Kemp será decisivo en el asalto de los Blazers al título.

Por lo demás, hay de todo, y casi todo bueno: Pippen, Wallace, Sabonis y Bonzi Wells, jugador que llama a las puertas del estrellato.

Los bases son lo más sospechoso del equipo. Stoudamire es un mediocre defensor y un incoherente director de orquesta. Y permanecen las dudas sobre el carácter del entrenador, Mike Dunleavy, para atemperar la guerra de egos en un equipo trufado de estrellas.

- San Antonio Spurs. Sin Tim Duncan y con una colección de veteranos en declive, los Spurs no pudieron resistir a los Lakers. Pero Duncan ha vuelto, con todo lo que eso significa: un jugador casi imparable en ataque y un gran defensor. El típico hombre que hace mejores a sus compañeros. La contratación de Derek Anderson supone una paso adelante para los viejos Spurs. Anderson es ágil, busca la canasta con energía y tiene el poderío atlético que necesitaba el equipo de San Antonio. Sin embargo, David Robinson ofrece demasiados síntomas de decadencia, y algo parecido ocurre con Avery Johnson en la dirección del juego.

- Orlando Magic. Tenían todo preparado para convertirse en el mejor equipo de la NBA. Contrataron a Grant Hill -fabuloso jugador pese a los escépticos de mirada corta- y a Tracy McGrady, una fuerza de la naturaleza que emite las señales de los privilegiados. La tercera pieza era la mejor: Tim Duncan. Pero Duncan prefirió quedarse en San Antonio. En estas circunstancias, los Magic aparecen como favoritos en la Conferencia Este, pero un poco cortos para oponerse a los grandes del Oeste.

- New York Knicks. Nadie les tiene en consideración para alcanzar el título, pero los Knicks son los Knicks, y siempre ofrecen buenas historias. La última, el traspaso de Pat Ewing, el máximo anotador en la historia del equipo, a los Sonics de Seattle. Woody Allen considera que es un error. Los jugadores de los Knikcs creen que es una liberación. Por lo demás, al equipo le falta un pivote de verdad. Glenn Rice llega de los Lakers. Seguro que juega mejor en el Madison.

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