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El Papa debuta en el estadio

Juan Pablo II celebra el jubileo de los deportistas asistiendo por primera vez a un partido, y pide al mundo del deporte un "examen de conciencia"

El Papa Juan Pablo II se apuntó ayer un nuevo tanto populista al asistir en el estadio Olímpico de Roma a un partido de fútbol, algo que jamás habían hecho sus antecesores, y que era nuevo también para él. La ocasión se la proporcionó el Jubileo de los Deportistas que se ha celebrado a lo largo del fin de semana en Roma. El Pontífice, de 80 años, recibió una gran ovación al entrar en el estadio donde le esperaban 80.000 personas, entre ellas la plana mayor de los representantes deportivos internacionales, con Juan Antonio Samaranch, presidente del Comité Olímpico Internacional a la cabeza.Los espectadores hicieron la ola nada más ver aparecer al Papa, vacilante, en el estrado instalado en una de las tribunas. Antes del encuentro, en el que se enfrentaron la selección italiana y un conjunto integrado por los extranjeros que juegan en Italia, el Papa concelebró una misa dedicada a la gente del deporte a la que exhortó en la homilía a "hacer un examen de conciencia", para reencontrar "un nuevo impulso creativo y motor".

El deporte, dijo Karol Wojtyla aludiendo a los excesos del dopaje, "debe responder, sin desnaturalizarse, a las exigencias de nuestros tiempos". "Sólo así", añadió el Pontífice, el deporte "podrá contribuir a construir un mundo más fraternal y solidario" que contribuya a "la plena valoración de la persona humana" y no a deformarla.

El sábado, Juan Pablo II se había referido al mismo problema advirtiendo a los deportistas de la importancia de cuidar el cuerpo, pero ayer su mensaje se mantuvo en un plano de reconocimiento a esta actividad humana. Wojtyla mencionó, por ejemplo, su propia experiencia deportiva, durante su juventud en Polonia, antes del estallido de la II Guerra Mundial. "Este encuentro", dijo, "hace aflorar muchos recuerdos de mi vida, ligados a experiencias deportivas". Juan Pablo II es un amante del deporte y ha sido el primer Papa en hacerse construir una piscina en los jardines de su residencia estival. Aficionado al esquí y al montañismo, pasa parte de las vacaciones veraniegas en los Alpes italianos.

Refiriéndose al deporte, Wojtyla subrayó sus semejanzas con la vida. En ambos casos, "sin sacrificios no se obtienen resultados importantes ni siquiera auténticas satisfacciones". "El mundo del deporte", añadió el Pontífice, no puede quedar fuera del "dinamismo espiritual" del Jubileo ni del "examen de conciencia" exigido. Aludiendo a la excesiva competitividad que sella la actividad deportiva, el Papa abogó por un nuevo deporte "que tutele a los débiles, no excluya a ninguno, que libere a los jóvenes de la insidia de la apatía y de la indiferencia, y suscite en ellos un sano espíritu de competición; un deporte que sea factor de emancipación de los países más pobres y ayude a eliminar la intolerancia y a construir un mundo más fraternal y solidario".

Los organizadores del partido optaron por reducir cada tiempo, inicialmente previsto de 30 minutos, al conocer la decisión del Papa de presenciar el encuentro completo. El Vaticano había previsto inicialmente que el Pontífice presenciara sólo el primer tiempo pero Juan Pablo II insistió en permanecer en el estadio hasta el final.

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