Pelotazos, siesta y escándalo
El Deportivo acaba sufriendo en Soria tras llevar dos goles de ventaja
El Deportivo alcanzó el triunfo en la clase de escenario que se le suele dar mal, pero a punto estuvo de penar por culpa de su desidia. El grupo de Irureta llegó al descanso con la victoria ya guardada en la caja fuerte, dedicó el segundo tiempo a la siesta y al Numancia le faltó poco para birlarle el botín. El Deportivo acabó sobreviviendo aferrado a las paradas de Molina y sometido al albur de las decisiones del árbitro, que desató el escándalo en el último minuto al pasar por alto un penalti de Helder a Barbu.Tarde gris de sábado y concierto de balonazos sobre una pradera. ¿Cardiff?, ¿Torneo Cinco Naciones de rugby? Podría parecerlo, incluso alguien se sentiría tentado a darlo por supuesto viendo la ruda estampa de Ojeda, el delantero argentino del Numancia. Pero se trataba de Soria y de la Liga española de fútbol. Quién lo diría, porque si el partido se jugase con un balón ovalado no desmerecería mucho del de ayer tarde en el estadio de Los Pajaritos.
NUMANCIA 1- DEPORTIVO 2
Numancia: Núñez; Jaume, Muñiz, Soria, Clavero; Marini, Nagore, Iñaki, Pacheta (Rubén Navarro m. 46); Delgado (Barbu, m. 57) y Ojeda (Rosu, m. 66).Deportivo: Molina; Manuel Pablo, Donato (Helder, m. 46), Naybet, Romero; César Sampaio, Emerson; Scaloni, Djalminha (Valerón, m. 72), Fernando; y Pandiani (Diego Tristán, m. 62). Goles: 0-1. M. 14. Falta en la posición de extremo izquierdo que saca Djalminha al segundo palo, donde cabecea Donato y la pelota entra tras tocar en el meta Núñez. 0-2. M. 29. Romero roba un balón en el círculo central y cede a Sampaio, quien ve a Fernando desmarcado y mete en profundidad hasta la frontal del área, donde recibe Fernando y marca ante la salida de Núñez. 1-2. M. 59. Magnífico pase de Nagore desde casi el centro del campo hacia el desmarque de Rubén Navarro, quien marca tras encarar a Molina en la frontal. Árbitro: Daudén Ibáñez. Expulsó a Fernando (m. 90) por doble amonestación y mostró tarjetas amarillas a Marini, Rosu y Rubén Navarro. Unos 10.000 espectadores, casi lleno, en Los Pajaritos.
Al pobre balón debió de entrarle un mareo, porque empezó el partido, alguien lo puso en órbita y ya no volvió a aterrizar más. La pelota silbaba en sus idas y venidas por la atmósfera de Los Pajaritos, y fue tal la demostración aérea que los porteros, siempre prestos a propulsar el balón directamente hacia el área contraria, se convirtieron en el mejor recurso ofensivo. Como nadie se decidía a volver a tierra, hubo que esperar a que el árbitro pitase una falta. Al fin con el balón en la hierba, Djalminha la colocó en el área y Donato cabeceó a gol.
Sin necesidad de fútbol, el Deportivo había tomado el mando del marcador, lo que le permitió echar al Numancia del partido. El juego siguió sin aparecer, pero a los gallegos les bastaba con su oficio y con las ocasiones en que la clase de Djalminha lograba imponer algo de criterio en aquel eslabón perdido entre el rugby y el fútbol.
El Numancia no tenía más recurso que las patadas a seguir hacia Iñaki y Ojeda. El primero estuvo hábil y tenaz, pero no fue suficiente para inquietar al Deportivo. Siempre con el freno puesto, los gallegos volvieron a dar otro golpe de autoridad con un estupendo pase interior de César Sampaio hacia Fernando que éste resolvió ante la salida del portero. El Numancia acabó borrándose del todo, Djalminha provocó otro par de oportunidades y el Deportivo llegó al descanso con la sensación de que su jornada de trabajo estaba concluida.
Pero el Numancia se amotinó en el segundo tiempo. Entró Rubén Navarro, formó sociedad con Iñaki, el Deportivo se adormiló entre las sábanas de su defensa y empezó otro partido. Esta vez, el hombre clave fue el guardameta Molina, que lo detuvo casi todo, incluido un cabezazo de Soria hacia la escuadra que forzó al portero a un vuelo espectacular. El gol de Rubén Navarro y los cambios del técnico Irureta parecieron despertar al Deportivo, que, a pese a todo, acabó necesitando de la colaboración del árbitro para no dilapidar su ventaja en el último momento del encuentro.
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