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Un Tour duro para iniciar el siglo XXI

Sólo un equipo español, el Kelme, tiene asegurada su participación en la 'grande boucle' de 2001

Carlos Arribas

"Bonito, bonito". A José Miguel Echávarri se le adivinaba la sonrisa de oreja a oreja a través de la conversación telefónica. "Bonito Tour". Más ecos desde París, desde el salón en que ayer se presentó el Tour 2001. Más ecos del ciclismo español, más sonrisas, más alegrías. Belda, Beloki, Juan Fernández... Todos muy contentos. "Un Tour muy duro, muy montañoso", dice Beloki, tercero en 2000. "Más montañoso que el año pasado. Un Tour para gente muy potente". A Roberto Heras, el escalador que ganó la Vuelta después de revelarse para el mundo en el Tour 2000 habrá que suponerle radiante, allá en el balneario donde está de vacaciones con su chica. Mancebo, el joven que acabó de blanco y noveno, recordaba que en 2001 iba a haber tres días de Pirineos, montañas en las que se siente más a gusto, más cerca de España, con más aficionados españoles. Y alguno ya hacía cuentas con los dedos, como los que aprenden a sumar: vamos a ver, si el año pasado, que no fue especialmente montañoso, ya hubo entre los 15 primeros más de media docena de españoles, todos escaladores, ya verán en 2001 con tanta montaña como anuncian. Sí, sí, el Tour 2001, desvelado ayer, promete montaña y felicidad. Y dureza. "El Tour es el Tour", dice Echávarri recogiendo el tópico. "Una geografía que ya nuestra alma deportiva se sabe de memoria. Poco puede cambiar. Es un frasco de perfume que parece que huele diferente cada año sin dejar de ser el mismo".¿A qué huele el Tour 2001, sus 20 etapas que comienzan el 7 de julio en Dunkerque y terminan el 29 en los Campos Elíseos? Huele a Induráin y las grandes clásicas a su paso por Bélgica, con la llegada a Seraing de la tercera etapa. Huele a ONCE y su maquinaria perfecta, engrasada y única, dos días después, en la contrarreloj por equipos de 67 kilómetros de Bar le Duc. El día 14 de julio, cuando la séptima etapa, el día nacional, huele, claro, a Jalabert, pero también a Virenque. Se atraviesan los Vosgos, la media montaña, el terreno que mejor ha interpretado el francés que tanto estuvo en el ONCE y que se ganará ahora las judías en un equipo danés; sí los Vosgos, los mismos, o parecidos, puertos en los que Virenque no se atrevió a ganar el Tour del 97, con Ullrich desfallecido.

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Vuelve Alpe d'Huez

Y enseguida, tres días después, los Alpes, saliendo de Aix les Bains, donde bajo la lluvia salió en 1996 la etapa que iba a acabar con Miguel Induráin; terminando en Alpe d'Huez, donde la última vez que se subió, en el 99, un chavalillo haciendo fotos a punto estuvo de impedir la victoria de Guerini, al que tiró al suelo; entre medias, dos gigantes, Glandon y Madeleine. Al día siguiente, el miércoles 18 de julio, una cronoescalada, sabor español, olor a Perico Delgado y a Bahamontes, y a Ángel Arroyo, entre Grenoble y Chamrousse, la estación de esquí alpino de los Juegos de Invierno de 1968. Descanso y viaje.Los Pirineos. Tres días seguidos. Recorrido minucioso de Este a Oeste. Primera parada, Ax, la meseta de Banascre, llegada insólita (9 kilómetros al 7%); luego, Pla d'Adet, la etapa reina: 222 kilómetros, siete puertos, llegada a 1.682 metros. Para terminar, otro clásico, Luz Ardiden, antes por Tourmalet y Aspin. ¿A qué huelen los Pirineos? A Tour, a gran ciclismo. Para terminar, subida hacia París pasando por Brive y la media montaña de Corrèze; contrarreloj llana de 60 kilómetros y gran llegada a la más bonita avenida del mundo, los Campos Elíseos. En total: cinco llegadas en alto; siete etapas de montaña; 101 kilómetros de contrarreloj individual; 20 etapas; 3.462 kilómetros (media de 201 por etapa si se exceptúan las contrarreloj) ¿A qué huele el Tour? A leyenda.

Una pequeña nube enturbiaba, de todas maneras, los ánimos de los españoles. El Tour se ha cansado de seleccionar a los equipos participantes siguiendo el ránking mundial y ha logrado de los equipos que le permitan, aun transitoriamente, seleccionar por invitación casi pura. Así, solamente tienen plaza segura para las maravillas de 2001, el equipo del ganador del Tour 2000 (el US Postal de Lance Armstrong) y los ganadores de la general por equipos de la Vuelta a España, el Giro, el Tour y la Copa del Mundo, que se resumen en dos, Mapei y Kelme. Las otras 17 plazas, un hueco al que aspiran Banesto, ONCE y Euskadi, a discreción del organizador, que en enero ya anunciará 13; las restantes cuatro, a un mes del Tour.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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