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Miguel Ángel Martín exhibe en la Galería DV su obra menos transgresora

El ilustrador Miguel Ángel Martín (León, 1960), premio al mejor dibujante europeo de este año, se ha ganado a pulso la fama de irreverente y polémico, de provocador. Carga sus cómics de sexo y violencia explícita; tanto, que ha pasado por los tribunales. La undécima Semana de Cine Fantástico y de Terror ofrece una muestra de sus trabajos en la Galería DV de San Sebastián. Es una selección, eso sí, de su obra menos transgresora.

Lo que no se ve

Miguel Ángel Martín es un ilustrador camaleónico que publica mensualmente en la revista El Víbora, ha hecho de su estilo la imagen de la discográfica Subterfuge Records y colabora en EL PAÍS, Primera Línea y Rolling Stone, entre otras publicaciones.Sus trabajos no dejan lugar a la indiferencia. El ilustrador hace en sus viñetas una exhibición del gore más puro, con historias sostenidas sobre grandes dosis de sexo y violencia. Pero ésta es la faceta que menos se evidencia en la muestra de la Galería DV (San Martín, 5). Artista y galerista han realizado una selección deliberada de cerca 40 trabajos para una muestra que incluye, sobre todo, ilustraciones y en menor medida cómics. "La ilustración", dice Martín, "es más vistosa para una galería. Además, es delicado exponer según qué cosas en según qué sitios. Buena parte de mi obra tiene unos contenidos muy subidos de tono y aquí hay una pequeña muestra para que la gente se haga una idea".

La exposición sí da algunas pistas de esta faceta que marca su trayectoria: una mujer que se taladra la frente o un hombre que sostiene a una muñeca mutilada, entre dibujos más inocentes. En general, son ilustraciones coloristas -aunque también las hay en blanco y negro- y futuristas, personajes en algunos casos asexuados, con los que Martín se introduce en la realidad y refleja "lo que no aparece tanto en los medios de comunicación, en el cine, en las novelas".

Su presencia en el certamen donostiarra que comienza mañana no es casualidad. "Siempre he tratado el tema fantástico y de terror en mis cómics. No tanto el clásico, que también, sino uno más psicológico, más inquietante; el terror que viene dado de lo que no se ve, de la enfermedad, el virus, las mutilaciones". De hecho, el festival se centra este año en el Diablo, presente en muchas de las acuarelas que exhibe Martín. El ilustrador cree que no existen fronteras en el arte: "El único límite es la imaginación y como la imaginación no tiene límites... o no debería tenerlos porque, a tenor de la mediocridad y la escasa originalidad que se ve tanto en cine como en literatura... El colmo es ya que se copien entre ellos".

Quizá por eso, porque ha llevado sus obsesiones hasta el extremo, le han llamado "machista, degenerado, fascista, salvaje, enfermo" y por la misma razón se ha topado de frente con los tribunales. "Yo no", precisa, "mi editor". Su álbum Psychopathia sexualis fue secuestrado hace varios años en Italia acusado de inducir al suicidio, el homicidio y la pedofilia. Más tarde se cambió la acusación por la de obscenidad. El juez decidió finalmente su absolución, pero el recurso posterior se resolvió en su contra. El editor fue condenado a un mes de cárcel y a pagar 180.000 pesetas.

Ahora piensa interponer un recurso de casación y señala: "Entiendo que es bastante patético, porque la Justicia se supone que está para cosas más serias". Eso sí, ha conseguido publicidad gratuita. Nadie le conocía en Italia y de la noche a la mañana se popularizó su obra.

Recientemente fue galardonado con el premio Yellow Kid al mejor dibujante europeo en el Salón Lucca de este país. ¿Supone una recompensa? "Sobre todo hace gracia", responde. "La intelectualidad me reconoce con el premio más alto y luego un sector social representado por estos jueces un poco paletos me quieren meter en la cárcel. Yo encantado, porque me están poniendo al mismo nivel que a Oscar Wilde o Galileo Galilei".

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