Las Palmas sonroja al Athletic
El conjunto canario firma un soberbio partido en San Mamés ante un equipo bilbaíno que retrocedió a la prehistoria del fútbol
Ni sin balón, ni con balón. El Athletic no supo jugar al fútbol en ninguna de las circunstancias por las que atravesó en el partido. Le hubiera bastado a los jugadores dedicar cinco minutos a ver cómo evolucionaba el Las Palmas: con un libreto pequeño, pero escogido, construido a base de variedad, velocidad y alguna sutileza.El Athletic fue un fiasco, una reiteración obtusa de la misma jugada (centro bombeado al área) que acabó aburriendo a Urzaiz -controlado por Álvaro y el árbitro-, al público, -con dolor de cuello agudo- y sólo divirtiendo a la defensa del equipo canario, aún a costa de algún que otro dolor de cabeza.
El gol del joven Guayre no sólo indicó el camino de la victoria del Las Palmas sino que extrajo directamente del Athletic su versión más cavernaria. Con una porción de buenos futbolistas en el equipo inicial, una dibujo ofensivo y variado (que incluía a Yeste en el círculo central para añadir calidad al juego), el Athletic firmó su partido más pesimista, más triste, más inquietante.
ATHLETIC 0LAS PALMAS 3
Atlhetic: Lafuente; Lacruz (Felipe, m. 68, Alkorta, Óscar Vales, Larrazabal; Urrutia, Yeste (Ezquerro, m. 59); J. Etxeberria, Guerrero, Javi González; y Urzaiz.Las Palmas: Nacho González; Baiano, Alvaro, Schurrer, Paqui; Pablo Lago (Edu Alonso, m. 87), Samways, Jorge, Ángel; Guayre (Orlando, m. 75) y Oulare (Josico, m. 59). Goles: 0-1. M. 9. Oulare hace la pared con Guayre y éste marca, tras sortear a Lafuente. 0-2. M. 57. Alvaro, de cabeza, a pase de Pablo Lago. 0-3. M. 94. Cabezazo de Josico, a pase de Edu Alonso. Árbitro: Mejuto González. Amonestó a Baiano, Ángel y Samways. 35.000 aficionados en San Mamés, que despidieron con aplausos al Las Palmas.
Las Palmas prefirió un caso práctico: con un par de toques consiguió el primer gol gracias a la inteligencia de Oulare para tirar una pared y de Guayre para aprovechar su velocidad. Con un par de toques construyó el segundo: Pablo Lago dejó resbalar a un ingenuo Yeste y con un toquecito se la puso en la cabeza a Álvaro para que éste marcara a placer.
Entre uno y otro goles, y después del segundo de forma más acusada, entregó el balón, cedió el campo, se abigarró en defensa y se arremolinó en torno a Urzaiz, al que sus compañeros le trataron más como a un enemigo que como a un compañero.
El Athletic se quedó mudo, como un equipo impropio de lo que su entrenador pretende y muy debilitado en su imagen técnica. Su fútbol fue una profusión de malos centros, malos pases y peores ideas. Las Palmas le quitó el balón al principio y se lo dio después en vista del maltrato al que le sometía el Athletic. Para Las Palmas era más productivo que circulara entre las botas de los rojiblancos que entretenerlo entre las suyas. Descuéntese un tiro de Yeste en la primera mitad y otro de Urzaiz en la segunda y se habrá extraído la única excepción rojiblanca a una regla feroz: el ollazo como recurso, la vuelta a la caverna.
Para salvar el partido, estuvo Las Palmas, que lo hizo todo bien: defender con orden, trabajar con sentido y cerrar su ejercicio con un gol fantástico de Josico a pase de Edu Alonso, tras un rondito en el costado. Una acción imposible, para el Athletic más ramplón.
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