Exótico y chocante

Si en algo se distingue el cónclave andalucista de otro de cualquier partido es en el carácter peculiar de su estructura. Al episodio bufo, que se vivió el primer día, de los militantes invitados coreando el himno de Andalucía y dando voces en la puerta de la sala del plenario -mientras los guardas jurados hacían de antidisturbios verbales y daban un cerrojazo-, se une el exotismo de la manera de negociar entre las candidaturas rivales: por carta. Mar Calderón y Antonio Moreno, los dirigentes alternativos, se intercambiaron misivas para comunicar sus posturas y se hacían llegar los mensajes a través de conferencias de prensa sucesivas, en una sala abarrotada por los delegados adeptos para animar la escena con aplausos. Mientras, la candidatura oficial, en vez de ofrecer contraprestaciones para aumentar su apoyo prefería dar "cariñitos".

Las intervenciones que evaluaron el informe de gestión del secretario general saliente rozaron el centenar y agotaron tres horas de diálogo en primera persona, interrumpidos con gritos, pateos e, incluso, conatos de bailes.

Las listas a la ejecutiva se innovaron también al ser de carácter cerrado, "pero con huecos", es decir, que son de una sola candidatura, pero se dejan vacantes, por si acaso. Además, el gran protagonista, Pedro Pacheco, demonizado en plenarios y comisiones, se encontraba ausente: sólo se dejó ver en la apertura.