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Una naviera abandona en el puerto de Barcelona a los 260 tripulantes de un barco de lujo

Miquel Noguer

Unos 260 tripulantes del barco de lujo Seawind Crown permanecen atrapados en el puerto de Barcelona desde hace un mes después de que la empresa que fletó el buque se declarara en quiebra y éste quedara embargado por un banco estadounidense. Los tripulantes, procedentes de 25 países diferentes, se encuentran en una situación que el capitán del barco, Amadeo Alburquerque, califica de "dramática". Los alimentos ya escasean, el combustible se está acabando y la empresa se ha desentendido de la repatriación de sus trabajadores.

La empresa propietaria del barco, Premier Cruise Lines, se declaró en quiebra en un juzgado de las islas Bahamas a mediados de septiembre. Inmediatamente después, los barcos de la compañía fueron embargados por el banco norteamericano DLJ Capital Funding, principal acreedor de la naviera. En aquel momento, el Seawind Crown estaba navegando en Italia contratado por el operador turístico Pullmantur. Llevaba 800 pasajeros. El banco ordenó al capitán que interrumpiera el viaje y se dirigiera hacia Gibraltar. Desde allí tenía que navegar hasta las islas Bahamas.Los pasajeros fueron desembarcados en Barcelona, donde el buque quedó inmovilizado después que Pullmantur denunciara a la naviera por incumplimiento de contrato. El operador turístico tenía vendidos en aquel momento cerca de 6.000 pasajes para efectuar cruceros de lujo. Durante los primeros días, el capitán destinó 14 millones de pesetas a comprar pasajes aéreos para unos 50 tripulantes, que regresaron a sus países poco después. El resto ya no consiguió billete.

El personal aún no ha cobrado su salario y está sufriendo muchas incomodidades. Muchos de ellos han gastado el poco dinero que les quedaba en llamar a sus países y tranquilizar a sus familiares. El agua y los alimentos se están acabando después de más de un mes sin poder cargar sus bodegas. "Allí abajo hay insectos inmensos", aseguró el capitán.

En la caja fuerte del barco quedaban ayer 2,5 millones de pesetas. Si el capitán tuviera que pagar los salarios de sus trabajadores, no le alcanzaría ni para un día. Por ello, ha decidido destinar el dinero a "pagar a médicos y comprar comida".

La convivencia entre los tripulantes es buena, pero el capitán teme que se degrade por las duras condiciones de vida que están soportando, y ya alertó ayer de que las relaciones entre los miembros de la tripulación comienzan a ser "tensas". En los camarotes ya no funciona la refrigeración, por lo que se están convirtiendo en auténticos hornos. "Si aquí estalla un conflicto, no sé qué podremos hacer", se lamenta el capitán. Éste también alerta de que las medidas de seguridad del buque están comenzando a fallar por falta de combustible y electricidad. "Si aquí hay un incendio, Barcelona se va a acordar del Seawind durante años".

La mayor parte de los 260 tripulantes del barco procede del sureste asiático y Latinoamérica. Llevan tres meses encerrados en el barco y ahora, sin turistas a los que atender, pasan el día entreteniéndose en la cubierta o realizando tareas de mantenimiento. "Lo único que quiero es que me paguen lo que me deben y me den un billete para irme a mi casa", dice un cocinero hondureño.

La indignación de los tripulantes hacia Pullmantur, el arrendatario del barco, es grande. "Esta empresa quiere utilizarnos para presionar a nuestra compañía", asegura el capitán del buque. Por ello hizo un llamamiento desesperado a las empresas enfrentadas por la propiedad del barco para que "alguien" les "saque de aquí". También pidió ayuda al cuerpo consular de Barcelona.

Carles Ribas

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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