Un raíl dañado pudo causar el accidente de Londres

Mientras los inspectores del servicio ferroviario británico sugerían ayer que un raíl en mal estado pudo provocar el accidente del tren expreso Londres-Leeds donde fallecieron el martes cuatro personas, Gerald Corbett, director ejecutivo de Railtrack, la firma privada que supervisa el servicio, presentaba su dimisión. Con la investigación abierta, la erosión del acero de una vía reforzada en septiembre y en espera de ser renovada el próximo mes, se perfila como la explicación del descarrilamiento. "Ese tramo del recorrido no estaba en buenas condiciones y hemos encontrado un raíl roto junto al convoy. De todos modos, aún no podemos confirmar cuál ha sido la causa del accidente", dijo un responsable de Railtrack, que prepara a toda prisa un informe sobre lo ocurrido para remitirlo al Gobierno. Lo que sí está ya claro es que no hubo fallo humano. Los 180 kilómetros por hora a los que viajaba, por otra parte, son corrientes en los trenes expresos. Tampoco se saltó un semáforo en rojo.

En cuanto a Corbett, presentó su dimisión por motivos personales después de asegurar que este nuevo accidente le había "destrozado". Los 35 heridos que continúan hospitalizados pasaron "una buena noche", según los médicos del centro Queen Elizabeth II. El Ministerio de Transportes ha recordado que la privatización de los ferrocarriles, sancionada por el antiguo Gobierno conservador, ha complicado el mantenimiento de un servicio repartido entre un centenar de compañías.