La ACB retrocede y busca una solución que no dañe a Madrid, Barça y TAU
"Digo que vamos a dialogar y de aquí no me mueven". Así habló ayer Eduardo Portela, presidente de la ACB, tras la asamblea mantenida por este organismo, en la que se decidió entablar negociaciones inmediatas con la federación, con el sindicato de jugadores y con el Consejo Superior de Deportes, tras el conflicto creado por los llamados comunitarios B. La ACB busca un acuerdo que no perjudique a los tres clubes implicados, Madrid, Barça y TAU. La Asociación de Jugadores y la federación consideran imprescindible que se reanude la Liga para negociar.
La ACB dio ayer marcha atrás en su postura de no ceder un ápice en sus aspiraciones y aceptó emprender la vía de la negociación. Aun sin renunciar a sus argumentos, el cariz que han tomado los acontecimientos -con la suspensión de tres partidos de la pasada jornada de Liga- ha empujado a la patronal del baloncesto español a anunciar que en las próximas horas se reunirá con la federación y con la Asociación de Baloncestistas Profesionales (ABP), para llegar a una propuesta común que convenza al CSD y que permita que la competición se desarrolle con normalidad. Pero la contestación del sindicato de jugadores y de la federación no se hizo esperar: sólo negociarán si la ACB, que ordenó suspender esos partidos, permite que la Liga siga su rumbo. Que se jueguen, en definitiva, todos los partidos de la próxima jornada. "Una vez conseguido esto" dijo José Luis Llorente, presidente de la ABP, "negociamos lo que haga falta".Pero las dudas siguen en pie. De reanudarse la Liga, ¿se hará con Milic, Jasikevicius y compañía, los llamados comunitarios B? A esa pregunta no hubo respuesta por parte de la ACB. Y a muchas otras sólo siguió una pacífica declaración de intenciones. Portela no garantizó la disputa de la jornada, "porque sería una falta de respeto aventurarlo", pero volvió a reiterar que Madrid, Barça y TAU, los tres equipos implicados en el conflicto, "no pueden competir si no la hacen con sus plantillas al completo".
La ACB, que había anunciado en los días previos que no cambiaría su postura -ésa que le llevó a tramitar las fichas de los jugadores en cuestión como comunitarios-, decidió bajar el perfil de sus exigencias. Reiteró que se cree con la razón en la mano, pero se cuidó de hacer público un documento de la Comisión Europea en el que, supuestamente, se le da la razón. Un informa que, según Esther Queraltó, secretaria general de la ACB, "no es vinculante, porque vinculante sólo es la sentencia Mills para los turcos. Pero sí es un dictamen importante". Portela redujo la gravedad del conflicto: "Esto es como un matrimonio que se enfada y luego se reconcilia". Según la ACB, todos los clubes hicieron causa común con Madrid, Barça y TAU; según el CSD, "no todos lo equipos opinan en el mismo sentido". Así lo desveló Carlos Blanco, director general de infraestructuras. Para el CSD, la postura que tomó el pasado fin de semana "sentará las bases de la solución definitiva, porque es una resolución fundada y que se ajusta a derecho". La federación, por boca de su vicepresidente, José Luis Sáez, aseguró que aceptaría cualquier reunión "sin pedir condicionante alguno, aunque es vital que se reanude la competición".
Y eso es preciasmente lo que no asegura la ACB. "Creo que todos los organismos impicados", dijo el presidente de la patronal del baloncesto, "van a aceptar el diálogo, porque estoy seguro de que no existen problemas de educación". Portela no explicó por qué la ACB se apoya en la sentencia Mills para dar cobijo a su postura, cuando esa sentencia está recurrida por la propia ACB, y descartó la posibilidad, anunciada por Josean Querejeta, presidente del TAU, de que la ACB abandone la federación: "Aborto categóricamente esa opción, igual que niego que lo que está pasando perjudique la imagen del baloncesto español, un deporte en el que cualquier cosa que pasa se considera un desastre".
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