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XXI MOSTRA DE VALÈNCIA

Una comedia ligera sobre las diferencias culturales aporta frescura a la sección oficial

En el segundo día de proyecciones, la Mostra retomó la dinámica de años anteriores. Gran afluencia de público y presencia de directores y actores para presentar sus películas. Una de ellas, la española Tomándote, de Isabel Gardela, dio la primera sorpresa agradable de la sección oficial. Bajo el formato de comedia urbana, es uno de esos filmes que dejan la sonrisa en la boca pero se hiela al reflexionar sobre su fondo. Sin embargo, la marroquí Tresses, de Jillali Ferhati, peca de excesiva superficialidad a la hora de contar un caso de violación con trasfondo político.

A partir de una relación interracial, Tomándote nos brinda una fresca lectura sobre el racismo cotidiano, aquella que no necesita de pateras, inmigrantes en situación precaria ni persecución policial. Es una amable aproximación a las diferencias culturales a través de una historia de amor, tan atípica como atractiva, en la que hay un trasfondo mucho más sólido del que la ligereza de la película deja entrever. Sostenida por una excelente interpretación de Núria Prims y apoyada por la presencia de numerosos rostros televisivos (Javier Cárdenas, Carlos Orellana, Lucía Etxeberría), la película tiene muchos altibajos, pero conserva hasta el final la dignidad de un producto que cumple su objetivo de hacer rastrear al espectador más allá de lo mostrado.Tenía razón McLuhan cuando hablaba de aldea global, porque la representante de Marruecos en el festival, Tresses, reproduce, casi con precisión milimétrica, los mecanismos del culebrón suramericano aunque adaptados a los escenarios magrebíes. La violación de una joven por parte del hijo de un reputado político desencadena un aluvión de personajes, entrelazados de forma inverosímil, que reduce a la mínima expresión los buenos propósitos iniciales del filme. Así, la cinta de Ferhati se queda en la superficie cuando su intención parecía orientada a llegar al fondo de un sistema político y judicial más que cuestionable.

Las actividades paralelas dela Mostra incluyeron ayer la presentación de la película Todo me pasa a mí, de Miquel García, a cargo de su director y los actores Jordi Collet, Lola Dueñas y Miriam Alemany, y la del libro El cine yugoslavo, reedición del estudio publicado en 1983 por Josep Pons y Honorio Rancaño, que sirvió para rendir un pequeño homenaje a éste último, fallecido en 1998.

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