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El Madrid amenaza con algo bueno

Se estrenó la Euroliga, el torneo más esperado, el que reúne a la mayoría de los equipos con más pedigrí de Europa. Y nació el torneo herido, tocado. Triste incluso de no ser por el calor que el echó el poco público que viajó hasta el Saporta. Fuera por la polémica de los extracomunitarios, o por lo que fuese, lo cierto es que el que su supone torneo más importante de Europa arrancó torcido. Nadie se encargó de asegurar al aficionado que el partido se jugaría dijera lo que dijera el Consejo Superior de Deportes, que en esto pinta más bien poco. Así lo decidió la Unión de Ligas Europeas de Baloncesto (ULEB), que decidió que habría partido ayer mismo. Quizá por ello, la gente decidió no hacer un viaje que podía resultar baldío, por lo que el Saporta enseñó un aspecto más bien pobretón, como si se tratara de un partido más, de Liga, quizá, casi amistoso.Pero aquel era un partido grande entre dos equipos grandes. Más allá del resultado final, el Madrid promete. Da la sensación de que tiene un potencial descomunal, que la plantilla ha ganado en músculo -basta ver a Milic-, en rebote y en imaginación. Muchos no hay que puedan presumir de poder elegir, para colocar al mando de las operaciones a Djordjevic o a Raúl López. Cayó aquél lesionado en el inicio de partido y el gobierno del equipo quedó en exclusiva en manos de Raúl. Enfrente, David Rivers, con el cartel de leyenda encima. Destruido debió quedar el cartel, a ojos al menos de Raúl López, tras el penoso partido que se sacó el norteamericano de la manga, incapaz de lograr más que una canasta en juego.

REAL MADRID 75OLYMPIAKOS 73

Real Madrid: Djordjevic (2), Alberto Angulo (16), Lucio Angulo (9), Struelens (13) y Meek (9) -cinco inicial-; Raúl López (5), Milic (10), Zidek (7), Herreros (2) y Roberto Núñez (2).Olympiakos: David Rivers (5), Tomic (3), Risacher (18), Economou (15) y Radja (13) -cinco inicial-; De Miguel (5), Bouduris, Tsalikis (12) y Femerling (2). Árbitros: Coelho (Portugal), Stokes (Inglaterra) y Rimac (Croacia). Unos 2.500 espectadores en el Pabellón Raimundo Saporta. Partido inaugural de la nueva Euroliga.

Otra historia fue lo ocurrido en las zonas, donde a Radja le dio por ejercer de sí mismo. Por ahí se le fue la vida al Madrid, que no encontró antídoto alguno contra el croata. Más tranquilo vivió el equipo blanco cuando aquel descansaba. El partido se cargó de la emoción porque jamás el marcador dejó traslucir algo mque no fuera una igualdad casi absoluto. Olympiakos no acumuló una ventaja superior a los cinco puntos (16-21) y el Madrid no pasó de los cuatro (66-62). Nadie rompía el partido, que navegaba sin dueño, sin encontrar a un jugador que diera un golpe de mano.

No estaba Djordjevic para hacerlo, y tampoco el renqueante Herreros. Un minuto restaba para que finalizara el conflicto y el Madrid ganaba por tres (68-65). Alberto Angulo se jugó el tiro, falló, pero la pelota cayó en manos de Raúl López, que puso la directo, esquivó a todo el que le salió al paso y firmó la canasta ganadora, la que acabó de permitir a un Madrid que amenaza con algo bueno, dar el primer golpe.

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