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Pepita Flores

Deduzco que el emperador le dijo al presidente Aznar que ahora no tocaba mediar en lo de Oriente Medio, a pesar de que nuestro presidente es autor de una sagaz conclusión que sin duda iluminará hoy lunes el programado encuentro de El Cairo: hay que conseguir que vuelva la paz a Oriente Medio. Pensamiento escaso, pero oportuno. Lo bueno si escaso, dos veces bueno, y como el jefe del Gobierno español, a pesar de lo dicho por los medios de comunicación aznaritas, de momento no va a pintar nada en el pleito árabe-israelí, como tampoco pinta nada en el de Timor o en el de la caída de la d en posición intervocálica, traté de desintoxicarme de palestinos, israelíes y aznaritas y me puse a ver en Cine de barrio la película dedicada a la que fue Marisol y hoy Pepita Flores, Carola de día, Carola de noche.Pudimos contemplar a Marisol niña, Marisol adolescente, a Marisol a punto de estallar como sex symbol importante de la transición mediante aquel desnudo simbólico publicado por Interviú, pero sobre todo pudimos ver a Pepa Flores, a Pepita Flores, mujer acincuentada, de espléndida belleza reversible, interior, exterior, que explicó a Parada, en poquísimas palabras, su larga marcha de niña prodigio a malagueña que trata de construir el privilegio de lo privado, como si Pepita Flores fuera hija de Marisol, muy prodigioso final feliz de una película en la que los niños prodigios consiguen autoengendrarse como personas que tienen el alma de carne y hueso. En ese camino que llevaba a Pepita Flores volvimos a gozar del talento vital de Marisol y de todas las calidades interpretativas encerradas en la Marisol adulta, sin duda la voz más interesante que se ha perdido una posible canción española, muerta casi definitivamente de frío y de crecimiento económico en la década de los setenta.

Pepita Flores podría ser elocuente título de pasodoble si glosara la hazaña de una estrella del cine y de la canción que, en pleno éxito, decidió no desaparecer, sino desprogramarse y reconstruirse de acuerdo con Gil de Biedma: ...quizá tengan razón los días laborables. Pocas veces una televisión ha dado tanta impresión de verdad como dio el sábado una tal Pepita Flores, deslumbrante peatona de Málaga y de nuestra historia.

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