El golf devuelve la alegría

La alegría llegó del lado más inesperado. Del de Miguel Ángel Martín, el teórico patito feo del conjunto español que acudió a Saint Andrews a revalidar su corona en la Copa Dunhill, el considerado Mundial de golf por equipos. Suyo fue el punto decisivo que tumbó a Suráfrica en la final y suyo el golpe que pasará a la posteridad: un putt lejanísimo y prodigioso en forma de eagle que forzó el desempate ante David Frost cuando todo parecía perdido. El surafricano llegó tan mermado de moral al hoyo extra por la victoria que se le acababa de escapar de las manos que entregó el triunfo al adversario en un putt a medio metro que erró incomprensiblemente.Antes, Miguel Ángel Jiménez ya había dado un punto a España y Ernie Els, que se midió a Txema Olazábal, otro a Suráfrica. Todo dependía, por tanto de lo que hiciera Miguel Ángel Martín ante Frost. Aquél no falló y España, que por la mañana se había deshecho en semifinales de Argentina -2-1, con triunfos de Olazábal y el propio Martín- logró así su segunda y última Copa Dunhill, ya que el trofeo cambiará de formato a partir del próximo curso.

El golf, en suma, dio al fin una buena noticia al deporte español, ahora que anda tan alicaído. Y eso que en realidad las esperanzas estaban puestas en el ciclismo, donde Óscar Freire defendía su título de campeón mundial. Sin embargo, Óscar Freire se vio encerrado en el sprint definitivo, se colocó mal, y su arreón final sólo le dio para alcanzar el bronce. Le sucede en el trono el letón Romans Vainstains.