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Quinta jornada de Liga

El Madrid vive una noche confortable

Fácil victoria del conjunto de Del Bosque frente a un Deportivo que volvió a encogerse en el Bernabéu

Xosé Hermida

Superado el vacilante arranque de temporada, el Madrid ha desplegado las velas y navega airoso por todas las competiciones. Su juego aún presenta algunas aristas y de gente como Raúl y Figo hay que esperar más cosas de las ofrecidas hasta ahora. Pero el Madrid ha ganado solvencia y le bastan los chispazos de Roberto Carlos, de Guti o del propio Figo para tumbar a todos sus rivales y alcanzar el liderato de la Liga. Bien es verdad que anoche tampoco lo tuvo muy difícil porque el Deportivo hizo lo de siempre en el Bernabeu: acurrucarse en una esquina y esperar que le cayeran los golpes.La previa declaración de intenciones del Deportivo, que prometía que esta vez no iba a arrugarse en el Bernabeu, resultó ser pura propaganda. El Deportivo campeón de Liga fue el mismo equipo de siempre en Chamartín: metido en su campo, con apenas un par de futbolistas por delante de la pelota y muerto de miedo cada vez que el Madrid intentaba algo. La alineación de Irureta, con el destajista Scaloni en lugar de Víctor con la única misión de tapar las subidas de Roberto Carlos, ya resultaba sintomática. Pero si el equipo gallego ya salió empequeñecido por voluntad propia, la tendencia se volvió más acusada cuando, apenas iniciado el partido, Fran tuvo que abandonar por lesión. Irureta renunció a la media punta y prefirió acorazar aún más el centro del campo, colocando a Emerson junto a Mauro Silva y César Sampaio. Los tres formaron un pelotón tan laborioso como cegado para el juego de ataque. El resultado lo podía adivinar hasta el más embaucador de los agoreros: el área de Casillas crió telarañas. Lo único que hizo el Deportivo en la primera parte fue gracias a un error de Makelele, que hizo una temeraria cesión hacia atrás y permitió a Tristán encarar a Casillas en solitario. Podía haber sido el empate, muy cerca del descanso, pero el meta madridista volvió lucir su serenidad e intuición en el duelo frontal contra el delantero.

REAL MADRID 3- DEPORTIVO 0

Real Madrid: Casillas (César, m.69) ; Salgado (Geremi, m. 32), Hierro, Karanka, Roberto Carlos; Flavio (Helguera, m. 62), Makelele; Figo, Guti, Munitis; y Raúl.Deportivo: Molina; Manuel Pablo, Donato, Naybet, Romero; Mauro Silva, César Sampaio (Valerón, m. 56); Scaloni (Víctor, m. 70), Fran (Emerson, m. 8), Turu Flores; y Diego Tristán. Goles: 1-0. M. 18. Salgado le roba el balón a Turu Flores en la derecha, habilita a Figo, que regatea a Mauro Silva y desde la línea de fondo cede atrás para que Raúl empuje. 2-0. M. 45. Roberto Carlos regatea a Manuel Pablo y éste le derriba en el área. Hierro transforma el penalti. 3-0. M. 88. Centro de Geremi desde la derecha, Guti se adelanta a Donato y cabecea. Árbitro: Turienzo Álvarez. Amonestó a Munitis, César Sampaio y Donato. Unos 75.000 espectadores en el Bernabéu.

El Madrid se percató desde el principio de la cobardía del rival y vivió una noche confortable, sin necesidad siquiera de hacer un gran partido para engullir a un rival que llegaba al Bernabéu tras una racha magnífica. Al Madrid le bastó con no cometer grandes errores y esperar a que surgiera algún destello por aquí o por allá. Aún con su nostalgia a cuestas, Figo dejó algunos apuntes luminosos, que, de paso, sirvieron para rescatar a Raúl de la clandestinidad en que andaba metido últimamente. Siempre la misma jugada -amague, regate y centro- permitió al portugués, en la primera parte, servir a Raúl hasta tres jugadas de gol. Sólo aprovechó una, la del primer tanto, y además de un modo un tanto involuntario, porque el delantero no llegó a rematar sino que fue la pelota la que le golpeó en el pie.

Antes de que se abriera el marcador, el Madrid se dejó contagiar en algunos momentos por la morosa cadencia del juego deportivista. La alta densidad de población defensiva alrededor del círculo central -el Madrid aportaba a Makelele y Flavio para oponer a la caballería gallega- contribuyó a trabar el juego y a impedir que el balón gozara del aire limpio de los grandes espacios. Pero, aun así, el Madrid casi siempre dio la sensación de tener a su rival cogido por el cuello y de que su victoria era simple cuestión de paciencia, de esperar que a cualquiera se le encendieran las luces. El asunto se resolvió definitivamente al borde del descanso y esta vez el destello lo encendieron las supervitaminas de Roberto Carlos, que ganó en rapidez a un jugador tan vivo como Manuel Pablo y provocó que éste le derribara en el área.

La segunda parte fue a beneficio de inventario. Irureta trató de arreglar el desastre con Valerón, pero su equipo había tiritado tanto que ya no lo resucitaba nadie. Pertrechado para el contragolpe, el Madrid aprovechó una de sus varias ocasiones para destrozar a un Depor que, otro año más, pasó por el Bernabéu descompuesto y cabizbajo.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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