El Rayo aguantó al Espanyol

Montjuïc acabó convertido en el muro de las lamentaciones en un partido que acabó con el Rayo apiñado en torno a Lopetegui, sometido al fuego a discreción del Espanyol. Aguantó Lopetegui, no sacaron ningún tiro inapaleble los blanquiazules y el partido acabó en tablas. La grada volvió a añorar a Tamudo. El delantero de la selección olímpica, lesionado, se ha convertido en el icono al que se van todas las miradas en Montjuïc. De su traspaso parece depender la viabilidad económica del Espanyol pero el dilema es que sobre el terreno de juego la sequía goleadora le convierte en la única esperanza de redención. El Espanyol suma cuatro tantos en cuatro partidos y medio (el miércoles completará la media parte que le falta por jugar contra la Real Sociedad) y el partido de ayer no hizo sino ratificar su falta de remate.El partido después de muchos minutos de juego previsible, de mucha zancada y de una tensión extrema en cada movimiento persecutorio, acabó en un acoso y derribo del Espanyol ante la portería del Rayo que hasta el último cuarto de hora mantuvo un toma y daca e incluso había manejado el ritmo de juego. Pero después de una jugada en la que el árbitro eludió un penalti de Mingo a De Lucas, seguida de la expulsión de Poschner, el Espanyol intensificó su labor rematadora y salió a disparo por minuto. Pero nadie pudo superar a Lopetegui y el Rayo, descompuesto en el tramo final y a pesar de los apuros, se salió con la suya, con un punto que le supo a gloria.

El trajín por mantener las marcas a ultranza en que estuvo metido el partido no dio para muchas florituras. Sólo despuntaron contados detalles: un par de centros de Toni Velamazán, un jugador cuyo regreso al equipo después de su periplo olímpico agradeció el Espanyol, otro de Roger, un detalle de Michel y muy poca cosa más.