ETA intenta asesinar a dos militares destinados en Sevilla con artefactos explosivos en sus coches
Un brigada halló una de las bombas tras conducir dos horas y la otra estaba en un aparcamiento
ETA ha intentado asesinar a dos militares destinados en Sevilla con sendos artefactos explosivos colocados bajo los asientos de sus coches. El brigada del Ejército José Manuel Velázquez Vázquez, de 44 años, casado y con dos hijos, salvó su vida al descubrir la fiambrera metálica que contenía los explosivos tras conducir su coche durante dos horas. La otra bomba, de características muy similares, fue hallada en el coche de un teniente aparcado en el almacén de Intendencia del Ejército de Tierra en la capital sevillana.
Ruido extraño
El brigada, especialista veterinario, destinado en la Oficina de Apoyo al mando regional en Sevilla, acudió ayer a Chipiona, donde posee una vivienda de verano en el bloque tercero de la Avenida de la Esperanza, para recoger algunos enseres. Durante el trayecto, hizo una parada en la gasolinera del Cerro del Fantasma, un área de servicio de la autopista A-4 a unos 40 kilómetros de Sevilla, y llegó a esta ciudad de la costa noroeste gaditana sobre las 10.00 horas. Media hora después, cuando intentó meter la radio del coche debajo de su asiento, comprobó que había un paquete envuelto en un papel similar al celofán. Velázquez no solía llevar el radiocasete en el coche, aunque ayer, que viajaba solo, optó por hacerlo.Según los vecinos del brigada, éste les contó que, inicialmente, pensó que la fiambrera contenía unos filetes empanados preparados por su mujer, de modo que que llegó a sacar la bomba de debajo del asiento. Entonces escuchó un sonido seco, que interpretó como el salto del fulminante o circuito de iniciación del explosivo de la bomba, por lo que decidió dejar la fiambrera en la parte trasera de su Renault 21 Nevada y llamar a la Guardia Civil. A las 14.30, los artificieros del equipo Tedax de Cádiz decidieron explosionar el artefacto tras comprobar que era una bomba.
El explosivo estaba compuesto de 1,5 kilogramos de cloratita y contaba con dos dispositivos de detonación que fallaron, posiblemente porque el circuito de iniciación estaba en mal estado, al igual que ocurrió con la bomba de ETA contra el periodista Carlos Herrera, también en Sevilla.
Especialistas en la lucha contra el terrorismo investigaban ayer el significado de unas claves grabadas en la fiambrera que contenía la cloratita. Oficialmente no ha trascendido nada sobre esa inscripción, pero fuentes policiales confirmaron que se trata de una alineación de letras que no conforman ninguna palabra identificable.
El brigada explicó ayer que durante el trayecto había escuchado algún ruido extraño en su vehículo, aunque no le dio importancia. El militar también recordó que al montarse en el coche, que aparca cada noche en la calle de Carlos Brujes de Sevilla, donde reside en unos edificios que antes eran de propiedad militar, había apreciado que la cerradura del copiloto estaba forzada. Tampoco le dio importancia porque no era a la primera vez que le violentaban la puerta de su automóvil, matriculado en Madrid.El brigada solía conducir su vehículo hasta su trabajo en la Plaza de España. El viernes había dejado su coche aparcado alrededor de las 10 de la noche, después de no haberlo usado durante algunos días. A pesar de eso, los investigadores no se atreven a señalar con certeza cuándo fue introducida la bomba en su interior.
Tampoco se sabe cuándo se pudo colocar el otro explosivo, hallado anoche por un cabo destinado en el almacén de Intendencia situado en la calle de Su Eminencia de la capital sevillana. El suboficial decidió registrar los vehículos aparcados tras tener noticia de la bomba hallada en el coche del brigada Velázquez.
El artefacto, de características casi idénticas al primero, estaba colocado en el coche de un teniente, de quien no se ha facilitado la identidad, y llevaba aparcado dos días. Al igual que en el caso del brigada Velázquez, los terroristas forzaron la puerta del copiloto para colocar la bomba. Se da la circunstancia de que el brigada y el teniente que han salvado sus vidas son vecinos, viven en los números 1 y 4 de la misma calle sevillana. A primeras horas de la madrugada de hoy, los artificieros tenían previsto explosionar este segundo artefacto. Fuentes de la Delegación del Gobierno en Andalucía han confirmado que, en ambos casos, "todo parece indicar" la autoría de ETA.
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