Roberts sucede a Crivillé en Río
Al estadounidense le valió el sexto puesto para proclamarse campeón mundial en una carrera ganada por su rival Rossi
Felicitación paterna
Tenía que clasificarse sexto en el Gran Premio de Río para proclamarse campeón del mundo de manera anticipada y eso fue exactamente lo que hizo. Como a lo largo de toda la temporada, Kenny Roberts ejerció un control de maestro sobre sus rivales y sobre su moto, y así obtuvo el premio que había soñado en sus 27 años. Siempre había querido emular a su padre. Y para triunfar, ni siquiera se preocupó de pelear por la victoria ni por el podio, espacio que tampoco esta vez visitaron los pilotos españoles, que volvieron a fracasar. Ganó el italiano Valentino Rossi, seguido por el brasileño Alex Barros y el australiano Garry McCoy.Roberts siguió ayer la línea que le ha dado buenos resultados, sobre todo en la segunda mitad de la temporada. Su ventaja al frente del Mundial (66 puntos), adquirida por sus propios éxitos en las primeras carreras del curso, por su regularidad y por el bajo rendimiento de sus teóricos rivales, le permitió ser conservador. Cuando viajó a Río sólo había un objetivo en su mente. Tenía que ser sexto para experimentar la tranquilidad del deber cumplido, para poder celebrar el título mundial cuando faltaban dos grandes premios para el final de la temporada.
El piloto estadounidense sucedió a Crivillé en el mismo escenario en que el noi de Seva se había proclamado el año pasado. Subió al podio como campeón para bañarse en champaña junto a su padre, el tricampeón Kenny Roberts. "Lo hemos logrado, lo hemos logrado", le decía al oído a su famoso progenitor, que llevaba ya en la boca un enorme puro para celebrar el éxito de su hijo. "Has conseguido algo que está al alcance de muy pocas personas", comentaba el padre. "He llegado hasta donde he llegado gracias a tí", respondía el hijo ante los periodistas.Para Kenny, la carrera de Río fue lo de menos. Casi un trámite que había que cubrir obligatoriamente, aunque tuvo que superarlo entre nervios, porque no podía permitirse el lujo de fallar, de arruinar el trabajo de todo el año. Es cierto que le quedaban dos oportunidades más, en Japón y en Australia, pero quería certificar el título enseguida. "Ha sido más duro de lo que parece porque había mucha presión. Y ahora me siento muy feliz y liberado", dijo el nuevo campeón, 16º piloto de su país que conquista un título mundial de motociclismo.
Su sexta posición no sólo la festejó él. También fue importante para el equipo Suzuki, y sobre todo para su patrocinador español, Telefónica, que apostó fuerte por este proyecto al principio de la temporada. Todos ellos sufrieron con la actuación de Kenny, porque durante buena parte de la carrera ocupó la novena posición, que no le servía para coronarse, sobre todo porque Rossi, el único rival que podía impedirlo, se destacaba como líder de la prueba.
Al final, el estadounidense apretó los dientes y consiguió la necesaria sexta posición. Rossi, mientras, fue el más rápido del cuarteto que había peleado por la victoria, en el que no hubo presencia española. Carlos Checa intentó estar delante, pero acabó cayéndose, mientras que Sete Gibernau fue séptimo y Àlex Crivillé undécimo. Para el nuevo ex campeón, éste fue el peor resultado de su trayectoria en 500cc. Nunca antes, si había cruzado la meta, había terminado tan retrasado. "Sólo tengo ganas de que llegue Navidad y de olvidar cuanto antes este año", se lamentó el piloto catalán. "Es ley de vida. Éste año le ha tocado a Roberts y ya veremos la próxima temporada" Mientras que el antepenúltimo gran premio de la temporada coronaba campeón en 500cc, las otras dos categorías siguieron otros derroteros. El desenlace de Jacarepagua sirvió para apretar la situación tanto en 125cc como en 250cc, y todo apunta a que las cilindradas pequeñas no ofrecerán celebraciones hasta el último día en Australia, aunque antes, el próximo domingo, se corra en Japón. Es en 125cc donde todavía quedan pequeñas esperanzas españolas, porque matemáticamente Emilio Alzamora aún puede renovar el título. Tras su octava posición de ayer, está a 35 puntos del italiano Roberto Locatelli, cuyo abandono en Río por culpa de una avería favorece sobre todo al japonés de Derbi Youichi Ui, que se clasificó tercero. El vencedor de la carrera fue el italiano Simone Sanna.
En 250cc, la situación es parecida, puesto que el francés Olivier Jacque, que era líder destacado de la general, se cayó y permitió que su compañero de equipo Shinya Nakano, cuarto ayer, y el también japonés Daijiro Katoh, vencedor de la carrera, se le acerquen en el campeonato. En el Mundial sólo 23 puntos separan a los cuatro primeros, y quedan 50 en juego.
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