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Los enfrentamientos en IU colocan a la coalición en una situación límite

Carlos E. Cué

La atmósfera en Izquierda Unida se torna más irrespirable cada día que pasa. La Asamblea se acerca, y con ella la batalla final por el poder entre Francisco Frutos y Gaspar Llamazares. Este enfrentamiento, de una brutalidad para muchos inesperada, está dejando en el camino un reguero de disputas, algunas de las cuales amenazan con llegar a los tribunales, que coloca en una situación límite a la coalición. Mientras, los candidatos siguen buscando apoyos. Ayer, Llamazares anunció que cuenta con el de Luis Carlos Rejón, el tercer aspirante.

Relación tensa

Los más optimistas dicen que toda esta enorme bronca hay que instalarla en el contexto de una dura batalla preasamblearia, y que las aguas volverán a su cauce cuando una de las dos partes salga derrotada y lo acepte. Algo similar, dicen, a lo que ocurrió en julio con el PSOE: cuando José Luis Rodríguez Zapatero ganó, aunque sólo fuera por nueve votos, José Bono aceptó la derrota y el ambiente de crispación se tornó en euforia unitaria.Sin embargo, son muchos más los dirigentes que opinan que esta guerra por el poder dejará heridas incurables. El PCE, argumentan, e Izquierda Unida en los últimos años, está acostumbrada a las batallas internas, pero siempre vividas de una manera mucho más sorda. Las disputas fuertes, como sucedió con la de Nueva Izquierda y la de Iniciativa per Catalunya, han acabado en expulsiones o rupturas. Y eso ahora no puede ocurrir, porque las facciones enfrentadas son demasiado grandes como para que una expulse a la otra. Si a ello se suma la dramática situación electoral, política y hasta económica de IU, el cóctel se hace explosivo.

Lo cierto es que la batalla por la sucesión de Julio Anguita está alcanzando tintes de guerra abierta. Y uno de los escenarios en los que se está viviendo con más violencia este enfrentamiento es en la cúpula del PCE. Al comienzo de toda esta batalla, se pensaba que ese núcleo se mantendría cohesionado y fiel a Frutos. Es más, el que es secretario general de este partido contaba con ello como su más firme trampolín hacia la victoria contra Llamazares. Ya no es así. La dirección de este histórico partido está totalmente quebrada, aunque inclinada ligeramente hacia Frutos.

La relación entre los miembros de la permanente del PCE, su dirección ejecutiva, es muy tensa, según varios de ellos. Uno de los enfrentamientos más violentos se ha vivido esta semana, cuando Frutos hizo público un documento interno de la candidatura de Llamazares en la que se acusaba al secretario general del PCE de representar a la "vieja política" y se decía que había que "dejar de sentir lástima por él". A su vez, el equipo de Llamazares acusó a sus adversarios de "utilización fraudulenta de un documento privado sustraído de forma ilegal". Desde entonces, las relaciones entre ambos grupos están virtualmente rotas.Pero el caso quizás de enfrentamiento más grave se está produciendo en la federación de Madrid. Allí, la ex diputada Ángeles Maestro, cuarta candidata y líder del sector crítico del PCE, que puede convertirse en fundamental en una Asamblea federal que se presume muy dividida, ha denunciado todo tipo de irregularidades en la elección de los delegados. La dirección no ha atendido sus peticiones, por lo que la cuestión podría llegar incluso a los tribunales.

Estos casos no aislados resumen la situación de división total y ambiente enrarecido que vive la coalición. Pero la batalla definitiva corre por otros derroteros. A sólo tres semanas de la Asamblea que elegirá al sucesor de Anguita, ya no queda prácticamente ningún dirigente que no haya tomado partido, más o menos abiertamente, por uno de los dos candidatos. Y las estrategias para recabar el apoyo de delegados se multiplican.

El último golpe de efecto de la candidatura de Llamazares fue ayer el anuncio de que Luis Carlos Rejón, tercer candidato en liza, se sumará al asturiano. Ambos grupos preparan ya un documento para una candidatura conjunta. El acuerdo, pese a que el diputado cordobés dijo en varias ocasiones que llegaría "hasta el final", se daba por descontado, aunque no tan pronto. Algunos dicen ya abiertamente que en la organización se está extendiendo el lema de "todos contra Frutos". Y todos ven detrás de la estrategia de cerco al dirigente comunista la mano de Anguita, cuyo apoyo implícito a Llamazares es cada vez más evidente.

La clave está donde siempre: en Madrid y Andalucía. Cada una supone más del 25% de la Asamblea. En la federación madrileña están muy divididos entre los dos candidatos. Y en la lista mayoritaria, que encabeza Ángel Pérez, el coordinador, habrá partidarios de uno y de otro, por lo que se hará muy difícil saber cuál será el apoyo definitivo que cada uno logrará.

Bien distinta es la situación en Andalucía. Allí, la candidatura de Concha Caballero, apoyada por la alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar y por Rejón, está claramente decantada hacia Llamazares. Enfrente está la candidatura auspiciada por Felipe Alcaraz, líder del PC andaluz durante los últimos 21 años y firme defensor de Frutos. El reparto que se haga entre ambos grupos será fundamental para poder comenzar a hacer pronósticos serios sobre el resultado final de la disputa.

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