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Entrevista:JUAN JOSÉ MESA MADEROPINTOR

"Una acuarela exige en pintura tanto como una soleá en flamenco"

Juan José Mesa Madero, pintor granadino de 42 años, se sirve del paisaje urbano y rural para plasmar en él sus sentimientos y emociones, convirtiéndolo en un "escenario poético". Comenzó a pintar las calles de su barrio, el Albaicín, con ocho años. Colgó sus cuadros en una galería siendo todavía un adolescente. Y con una formación autodidacta y una sincera humildad ha logrado exponer en Bélgica, Holanda y, todos los años, en Alemania. El Teatro Municipal de Armilla acoge desde la semana pasada una veintena de sus óleos y acuarelas.Pregunta. Pinta desde los ocho años y a los 14 expuso por primera vez. ¿Siente la pintura parte de su vida?

Respuesta. La pintura es una obsesión que me quita el hambre y el sueño. Hay noches que salto de la cama para plasmar lo que sueño. En los últimos meses he perdido nueve kilos porque me levanto de madrugada, me pongo a trabajar en mi taller y no me acuerdo ni de comer. Paso tanto tiempo pintando, inmerso en mi mundo, que cuando salgo a la calle no sé ni andar. El otro día casi me atropella un coche.

P. ¿Pero muchos de sus cuadros son paisajes realizados al aire libre?

R. Pinto tanto en mi estudio como en la calle. Fuera, me interesa especialmente el barrio del Albaicín, que me conozco muy bien y en el que he hecho miles de cuadros, y el Sacromonte.

P. ¿Su trabajo encaja dentro de alguna corriente o estilo?

R. No hago pintura de vanguardia, pero me gusta aprender de todo el mundo. Mi estilo está a caballo entre el realismo y el impresionismo, siempre me han gustado Van Gogh, Cézanne, Pizarro y Gauguin. La gente me dice que mis cuadros le transmiten una sensación de silencio y recogimiento. Es posible, porque trato de reflejar en ellos mi interior, y mi vida es silencio y tristeza.

P. ¿Prefiere el óleo o la acuarela?

R. La acuarela. Me gusta por el pronto que tiene, porque te exige plasmar una impresión de forma inmediata. Exige tanto como una buena soleá en el flamenco. El óleo, sin embargo, requiere más paciencia y te permite trabajar más despacio y rectificar. En cualquier caso, pinto con una u otra técnica en función de mi estado de ánimo. Si me levanto triste, utilizo acuarelas, que son más melancólicas. Y si estoy con ánimos, óleo, que es más alegre.

P. Si su humor varía de un día a otro, ¿qué hace con el cuadro de la jornada anterior?

R. A veces lo dejo, porque mi estado de ánimo no me permite seguir trabajando en él. En general, tiendo a la melancolía. La pintura es un sentimiento que llevo dentro y que no puedo abandonar, es una forma de vida. He crecido con ella. No pinto para comer, lo hago por necesidad del alma. Es mi comida, mi alimento.

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