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FÚTBOL Cuarta jornada de la Liga

El Barça cae disfrazado de Deportivo

La apuesta de Serra Ferrer por el fútbol combativo también fracasa ante la seguridad del equipo de Irureta

Xosé Hermida

En Riazor, el Barcelona se disfrazó de Deportivo. Trató de vencer copiando las armas del rival: pocas florituras y mucha solidez y dedicación. Pero la copia raramente mejora al original, y así se corroboró ayer. En un choque de más pugna que fútbol, el Depor, muy seguro de sí mismo, aguardó su ocasión con la paciencia que acostumbra. Llegó mediada la segunda parte, gracias a un trallazo de Donato y el partido quedó decidido instantáneamente. Los intentos del Barça por levantar cabeza pesaron menos que su tradición de perdedor en el estadio coruñés.El Barça cambió el salón por el andamio y el esmoquin por la pala. Ausente Rivaldo y con De la Peña y Gerard en el banquillo, Serra Ferrer prosiguió su interminable serie de experimentos: en cada partido, una alineación nueva. Ayer también cambió el sistema -adoptó el más en boga en la Liga, con cuatro al fondo, dos pivotes defensivos, tres mediopuntas y un ariete- y, sobre todo, el estilo de su fútbol. El perfil de los jugadores elegidos -Luis Enrique y Petit, por ejemplo- deparó un Barça más proletario, sin esa displicencia aristocrática que tanto exasperaba a su vicepresidente Fernández. El equipo perdió profundidad, pero ganó consistencia. Estuvo más junto de lo que acostumbraba últimamente, opuso resistencia al poderoso centro del campo deportivista y no cometió graves errores defensivos. En el ataque, eso sí, se prodigó muy poco y siempre gracias a las incursiones de un activo Overmars. Con todo, el delantero más peligroso del Barça en la primera parte fue Abelardo, quien en cada córner desató el pánico en el área local.

DEPORTIVO 2BARCELONA 0

Deportivo: Molina; Manuel Pablo, Donato,Naybet, Romero; César Sampaio (Emerson, m. 64), Mauro Silva; Víctor (Scaloni, m. 78), Fran, Turu Flores (Fernando, m. 83); y Diego Tristán.Barcelona: Dutruel; Reiziger (Alfonso, m. 67), Abelardo, Frank De Boer, Sergi; Petit (Gerard, m. 76) , Cocu; Simão, Luis Enrique, Overmars; y Kluivert. Goles: 1-0. M. 64. Falta a unos 20 metros de la portería de Dutruel que ejecuta Donato con un potente disparo, la pelota da en Kluivert y entra tras rebotar en el larguero. 2-0. M. 74. Tristán recibe un balón fuera del área y de espaldas a la portería, regatea a Sergi y De Boer y bate a Dutruel en su salida. Árbitro: Pérez Lasa, del colegio vasco. Mostró la tarjeta amarilla a Víctor, Cocu, Petit, Sergi, Tristán y Abelardo. Estadio de Riazor: cerca de 35.000 espectadores, casi lleno, a pesar de la tarde desapacible.

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El Deportivo se hubiese sentido más a gusto con un Barça menos espartano que el de ayer. El grupo de Irureta entró bien al partido, tocando con precisión y criterio en el campo azulgrana. Pero pronto comenzó a descubrir algunos problemas. Por ejemplo, la insistencia de la defensa y del propio Molina en descargar estériles pelotazos sobre la delantera. Además, el Deportivo anduvo falto de energía en sus dos hombres más adelantados. A Turu Flores sólo le interesa la pelota. Cuando la recibe, la adormece, la mima y la engatusa para burlar al contrario. Pero en su relación amorosa, la iniciativa la lleva siempre la pelota: Turu nunca va a buscarla y, si lo intenta, le delata su ínfima velocidad. Distinto es el caso de Tristán. Se trata de un futbolsita con muy buenos recursos técnicos, pero tampoco es Romario como para jugar tumbado en una hamaca. Ayer se llevó una advertencia del público, que se irritó por su holgazanería. La bronca de la gente -y quién sabe si también la de Irureta- le espabiló tras el descanso, y el fruto de su mayor dedicación fue el segundo gol, realmente magnífico.

El Deportivo tuvo más presencia en el partido gracias, en particular, a la nueva exhibición de Mauro Silva. El brasileño ya había estado colosal el miércoles en Turín y ayer volvió a demostrar su capacidad para sobreponerse al peso de los años y de los problemas personales. El liderazgo de Mauro permitió al Deportivo elevarse unos centímetros por encima del Barça, aunque el partido dio siempre la impresión de estar muy equilibrado y, durante la primera parte, deparó pocos sobresaltos en las áreas. Se jugó demasiado en el medio y el escaso peligro se generó por lanzamientos con el balón parado o por algún contragolpe esporádico. Sólo al inicio del segundo acto cobró el choque más vida. La pelota cayó rendida ante Turu, y el Barça empezó a sufrir atrás, aunque también tiró algún contragolpe con peligro, como un remate de Kluivert que salió rozando la escuadra. En todo caso, la lógica dictaba que el choque se decidiría en un lanzamiento y así sucedió mediada la segunda parte, cuando Donato aprovechó una falta para sacar su fusil. Serra Ferrer apostó a doble o nada reemplazando a Reiziger por Alfonso. Entonces, el Depor se encontró el tipo de encuentro que esperaba: mientras los azulgrana intentaban tejer, el Depor convertía cada robo de balón en una acometida sobre el área del Barça, que acabó resignado a cumplir su triste tradición en Riazor.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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