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Sydney 2000

El semillero se agota

Tras el cuarto puesto de Neus Garriga, la vela española se despedirá de los Juegos sin medallas por vez primera desde Montreal 76

Quintos en clase Star

La esperanza más concreta de que la vela española consiguiese al menos una medalla se esfumó ayer en la Bahía de Sydney con la descalificación de Neus Garriga en la undécima y última regata de la clase Europa. En la primera manga, el excelente quinto puesto conseguido por la joven regatista española dejó todo a expensas de la regata definitiva. Para alcanzar la medalla de bronce, Neus Garriga necesitaba concluir seis puestos por delante de la argentina Serena Amato, y no sobrepasar el decimotercer lugar.Todos los cálculos perdieron su sentido cuando los jueces marcaron un fuera de línea que dejaba a Neus Garriga al margen de la lucha por el podio, poniendo incluso en peligro el cuarto lugar con el que había accedido a la regata, amenazado por la finlandesa Sari Mustala.

Neus Garriga no supo la decisión de los jueces y concluyó la regata en sexto lugar, un puesto que de haber sido válido tampoco le hubiera bastado para lograr el bronce, ya que su competidora argentina concluyó en octava posición, obviando cualquier resultado de la española.

Al menos, Neus Garriga pudo retener el cuarto puesto, un resultado excelente para una regatista debutante que llegó a los Juegos a última hora, ya que inicialmente no había sido incluída en el equipo español de vela.

La ausencia de medallas se completaba con el derrumbamiento de José María Van der Ploeg y Rafael Trujillo, en la clase Star. Décimos en la primera manga, terceros en la segunda y undécimos en la tercera y última del día, quedaron relegados al quinto puesto de la clasificación general sin posibilidades de alcanzar hoy un lugar en el podio.La clase Laser también concluyó ayer con Luis Martínez Doreste en duodécimo lugar, pero con un duelo de gran belleza entre el británico Ainslie y el brasileño Scheidt, resuelto en favor del primero.

Estos resultados concluían la pesadilla de la vela española, habitual semillero de medallas que se marchara de Sydney sin un solo metal conseguido. Algo impensable desde que el dúo Gorostegui-Millet consiguió en Montreal 76 la primera medalla (de plata), en la clase 470.

El naufragio ha sido absoluto. Dos diplomas olímpicos, al margen de su valor individual, reflejan un balance desolador que invita a una inmediata reflexión.

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