Kafelnikov suda el oro y las Williams arrasan en dobles

Yevgeny Kafelnikov, el particular jugador ruso que fue número uno del mundo el año pasado y que se permitió dejar plantado al torneo Conde de Godó de Barcelona, salvó el orgullo de las estrellas masculinas en Sydney. Necesitó 3.34 horas para imponerse al alemán Tommy Haas, verdugo de Àlex Corretja en octavos de final.Kafelnikov llegó al torneo como cabeza de serie número cinco y ha demostrado ser el más sólido de los teóricamente grandes. Tuvo su momento clave en el cruce de cuartos de final con el brasileño Gustavo Kuerten, númer dos, y lo resolvió con sobriedad, 6-4, 7-5. Su juego profundo y potente ha sido al final el más práctico. En una pista no demasiado rápida, donde el saque era importante, pero no decisivo, más que las voleas en la red lo que se ha impuesto es la fuerza de los pegadores que han abierto más ángulos y han ajustado el punto de mira. Para eso, el ruso (1,91 metros) es un metrónomo, el mejor cuando está en forma y en los Juegos ha demostrado que lo estaba.

El también potente Haas (1,87) empezó cediendo el primer set, tras más de una hora de juego, y aquello parecía el principio del fin. La final era la única que se jugaba al mejor de cinco set. Pero Haas se recuperó y gano la segunda manga en 38 minutos. Todo estaba abierto, pero Kafelnikov recondujo el tercer set a su favor en los momentos en que jugó mejor. Le entró más el primer saque y, sobre todo, más que conseguir puntos ganadores, forzó los errores de Haas. El alemán, sin embargo, no se rindió todavía y empató el partido al ganar el cuarto set en 48 minutos, por un ajustado 6-4 con su última rotura de saque. Kafelnikov, gélido, no se inmutó. Se cambió de camiseta y en 33 minutos logró el oro.

En la última final, que pareció un correcalles, Venus Williams se llevó su segunda medalla de oro al ganar el doble con su hermana Serena en sólo 49 minutos con un doble 6-1 ante las holandesas Kristie Boogert y Miriam Oremans.