Todos los partidos imponen a CiU eliminar el peaje de La Llagosta

Los diputados del PP dejaron en minoría a CiU en la Comisión de Política Territorial del Parlament después de que los nacionalistas votaran a favor de una propuesta de la oposición que pedía el traspaso a la Generalitat de toda la red viaria catalana. Es decir, de las autopistas y carreteras que gestiona la Administración Central. El PP se opuso en solitario a esta propuesta, que prosperó.Pero así como esta petición no tiene consecuencias presupuestarias, la que después prosperó sobre la supresión del peaje de la A-17 sí las tiene. El acuerdo "apremia" al Gobierno de la Generalitat a "la supresión perentoria" del peaje de la A-17 en La Llagosta y provisionalmente, mientras no se materialice el rescate, a construir una salida de la autopista a la altura de esta población.

La diputada del PP Dolors Montserrat dijo que, en esta votación, su partido se limitó a ser coherente con sus planteamientos favorables a aligerar la carga de los peajes. Ridao destacó que se había acordado suprimir el último peaje de autopista que queda en el área metropolitana de Barcelona, al margen de los túneles de Collserola y Garraf, y dijo ser consciente de que la coyuntura política ha favorecido el acuerdo, porque el PP deseaba lanzar una advertencia a CiU. El socialista Manuel Nadal destacó "la fragilidad del Gobierno de Pujol y la debilidad de CiU", de los que dijo que se ven obligados a apoyarse en "mayorías oscilantes" que dependen de movimientos "espasmódicos".

Las divergencias entre los grupos parlamentarios de CiU y el PP se producen una semana antes del debate de política general en el Parlament en el que Pujol deberá demostrar si es capaz de conseguir un apoyo estable para su Gobierno, bien sea asegurándose los votos del PP o bien consiguiendo los de ERC, como pide un sector de la dirección de Convergència (ver EL PAIS de ayer). CiU tiene 55 diputados y necesita el apoyo de los 12 del PP, o los 12 de ERC, para alcanzar los 68 votos que forman la mayoría en el Parlament.

El apoyo que el PP presta regularmente al Gobierno de CiU en el Parlament desde la última investidura de Pujol como presidente no se basa, sin embargo, en un pacto formal y estable, sino que está al albur de las coyunturas políticas. El presidente del PP de Cataluña, Alberto Fernández Díaz, afirmó ayer en Mataró que "si CiU se acerca a ERC camina hacia la radicalidad" y eso es algo que los conservadores consideran incompatible con su apoyo, informa Montse Carlas. "No creo que un frente nacionalista sea la mejor solución para la Cataluña del siglo XXI", aseguró el dirigente del PP. Agregó que la coalición nacionalista necesita crear problemas y controversias para desviar la atención sobre otras realidades que le afectan.

La eventualidad de este "frente nacionalista" que Fernández teme fue considerada irreal ayer mismo por las juventudes de ERC. Los jóvenes independentistas creen que las ofertas de un sector de CiU son "una operación mediática" para enmascarar los apoyos entre CiU y PP y, por esta razón advirtieron a la dirección de ERC de que "no se deje engañar" por CiU.