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Sydney 2000

Calvario del baloncesto español

Australia condena al equipo de Sainz al tormento de disputar a China el noveno puesto

Robert Álvarez

La selección de baloncesto más frágil de los últimos tiempos culminó ayer su calvario. Su derrota ante Australia la dejó fuera de los ocho primeros puestos y la condenó al indeseado trámite de vérselas hoy con China por la novena plaza (7.30, hora española).Pero hay algo que va más allá de las derrotas -cuatro por una sola victoria, con mal juego, ante Angola- y de los datos clasificatorios: la sensación de absoluta vulnerabilidad que ha ofrecido el equipo de Lolo Sainz, su desplome ante la primera embestida de cualquiera de sus rivales, su impotencia y sumisión. Una rasguño se convertía en una hemorragia; un grano de arena, en una montaña, y un partido igualado como el de ayer hasta el minuto 24, en una derrota en cuanto los australianos encadenaron cuatro jugadas inspiradas.

AUSTRALIA 91ESPAÑA 80

Australia: Heal (26), Gaze (22), Mackinnon (1), Bradtke (11) y Longley (15) -equipo inicial-; Smith (2), Grace (2) y Rogers (12).España: Nacho Rodríguez (9), Herreros (24), Jiménez (12), Rogers (12) y Dueñas (2) -equipo inicial-; Raúl López (4), Garbajosa (6), De la Fuente (9), De Miguel (0) y Reyes (2). Árbitros: Pitsilkas (Grecia) y Campos (Reino Unido). Último partido de la primera fase. Unos 8.000 espectadores.

Si ante Yugoslavia se tiró de la excusa fácil -una falta en ataque sancionada a Navarro cuando restaban diez minutos-, frente a Australia se aludió a los cuatro triples sucesivos de Gaze y Heal. Se encajaron los cuatro misiles sin pestañear, sin que nadie fuera capaz de detener la sangría, bien multiplicándose, bien dando las órdenes oportunas, bien a través de algún tipo de estrategia. La resignación y la parálisis han dejado, pues, un poso agrio, de frustración. El cuadro español no se ha sentido a gusto en ningún momento.

Por una vez, España llevó la iniciativa. Marcó de forma muy adelantada a los pívots australianos y en el ataque buscó triples que le llevaron a dominar por diferencias sustanciales: 16-5 y 21-12. Pero los problemas surgieron en cuanto Dueñas sumó personales y perdió tono físico. Longley, el pívot de los Suns de Phoenix, junto al gris pero duro Bradtke, hicieron suyo el rebote. Y las torres españolas -ninguna logró más de dos rebotes- cayeron como moscas y fueron eliminados con rapidez: Rogers en el minuto 31 y De Miguel en el 34.

Sainz, que finaliza su contrato como seleccionador, admitió el desastre: "Siempre hemos ido a remolque; especialmente, desde que perdimos con Rusia". Preguntado por el partido frente a China, fue concluyente: "Habría preferido no jugarlo y que se acabara el tormento".

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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