Calvario del baloncesto español
Australia condena al equipo de Sainz al tormento de disputar a China el noveno puesto
La selección de baloncesto más frágil de los últimos tiempos culminó ayer su calvario. Su derrota ante Australia la dejó fuera de los ocho primeros puestos y la condenó al indeseado trámite de vérselas hoy con China por la novena plaza (7.30, hora española).Pero hay algo que va más allá de las derrotas -cuatro por una sola victoria, con mal juego, ante Angola- y de los datos clasificatorios: la sensación de absoluta vulnerabilidad que ha ofrecido el equipo de Lolo Sainz, su desplome ante la primera embestida de cualquiera de sus rivales, su impotencia y sumisión. Una rasguño se convertía en una hemorragia; un grano de arena, en una montaña, y un partido igualado como el de ayer hasta el minuto 24, en una derrota en cuanto los australianos encadenaron cuatro jugadas inspiradas.
AUSTRALIA 91ESPAÑA 80
Australia: Heal (26), Gaze (22), Mackinnon (1), Bradtke (11) y Longley (15) -equipo inicial-; Smith (2), Grace (2) y Rogers (12).España: Nacho Rodríguez (9), Herreros (24), Jiménez (12), Rogers (12) y Dueñas (2) -equipo inicial-; Raúl López (4), Garbajosa (6), De la Fuente (9), De Miguel (0) y Reyes (2). Árbitros: Pitsilkas (Grecia) y Campos (Reino Unido). Último partido de la primera fase. Unos 8.000 espectadores.
Si ante Yugoslavia se tiró de la excusa fácil -una falta en ataque sancionada a Navarro cuando restaban diez minutos-, frente a Australia se aludió a los cuatro triples sucesivos de Gaze y Heal. Se encajaron los cuatro misiles sin pestañear, sin que nadie fuera capaz de detener la sangría, bien multiplicándose, bien dando las órdenes oportunas, bien a través de algún tipo de estrategia. La resignación y la parálisis han dejado, pues, un poso agrio, de frustración. El cuadro español no se ha sentido a gusto en ningún momento.
Por una vez, España llevó la iniciativa. Marcó de forma muy adelantada a los pívots australianos y en el ataque buscó triples que le llevaron a dominar por diferencias sustanciales: 16-5 y 21-12. Pero los problemas surgieron en cuanto Dueñas sumó personales y perdió tono físico. Longley, el pívot de los Suns de Phoenix, junto al gris pero duro Bradtke, hicieron suyo el rebote. Y las torres españolas -ninguna logró más de dos rebotes- cayeron como moscas y fueron eliminados con rapidez: Rogers en el minuto 31 y De Miguel en el 34.
Sainz, que finaliza su contrato como seleccionador, admitió el desastre: "Siempre hemos ido a remolque; especialmente, desde que perdimos con Rusia". Preguntado por el partido frente a China, fue concluyente: "Habría preferido no jugarlo y que se acabara el tormento".