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SYDNEY 2000

Cuba desquicia a un equipo de tercera fila de Estados Unidos

Cuidado con la inversión

La batalla del béisbol, Cuba-Estados Unidos, volvió a ser un fiasco. Hubo dos conatos de pelea, una multitudinaria y otra parcial, que calentaron el teórico ambiente prebélico, pero fue más por la frustración de los norteamericanos, sacados de quicio a esas alturas del partido, que por otra cosa.Los cubanos, con todo su potencial, aplastaron por 6-1 a un equipo de la categoría C, por calificarlo benévolamente. El estadounidense, con muchos profesionales pasados de vueltas, en las segundas ligas, y algunos novatos.

Las Grandes Ligas, el gran emporio del béisbol profesional, se sigue negando a que un auténtico Dream Team como ha sucedido en el baloncest, o en el hockey sobre hielo, esté en los Juegos Olímpicos.

El actual Dream Team de la NBA es una caricatura del que debutó en Barcelona, pero ya se tiene cogida suficientemente la medida para enviar a unos parientes no demasiado lejanos que, aunque no se paseen tanto, tampoco sufran sorpresas excesivas para llevarse nuevamente el oro.

En el hockey, aunque el equipo que empezó en los Juegos de Invierno de Nagano 98 jugó mal, sí estaban la mayoría de las estrellas, como en los cuadros de Canadá o la República Checa.

Pero los norteamericanos siguen teniendo miedo en el béisbol a que las grandes estrellas se lastimen con alguna bola y se les estropee la inversión millonaria con alguna fractura olímpica.El resultado es que Cuba no puede presumir de victorias como la de ayer sobre Estados Unidos y menos aún después de perder por 2-4 ante Holanda, que quizá tenga más profesionales de verdad que los norteamericanos. Los cubanos, además, son profesionales a su manera, a tiempo completo, aunque no a dólar suelto. El asunto es que no aguantan todos y ahí están los ejemplos de sus muchas deserciones.

El partido fue tan soso que se decidió en la primera entrada. Cuba hizo cuatro carreras con tres batazos de Pacheco, Macías y Caldes que aprovecharon Ulacia, Kindelán y los mismos Pacheco y Macías en una doble carrera. Después, los cubanos lograron otras dos en la cuarta entrada y la octava y los estadounidenses salvaron el honor con una solitaria en la novena.

Así fue como se calmaron los norteamericanos. Porque, coincidiendo con el 5-0, todo el equipo quiso agredir al receptor (catcher) cubano, que había despreciado a un bateador, y con el 6-0 Dueñas atropelló al estadounidense para lograr una carrera y éste montó un número de dolores y patadas a las protecciones y quizá a sus propias carencias.

Los cubanos cumplieron; los estadounidenses, no. En cualquier caso, aún podrían verse en la final, pues ambos son semifinalistas.

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