Mocanu, músculos y progresión
Ver de cerca a Diana Mocanu produce una fuerte impresión: la rumana, de 16 años, campeona olímpica de los 100 metros espalda y gran favorita en los 200, exhibe una musculatura asombrosa, sobre todo si se la compara con la de Nina Yivanévskaia.El pasmo es aún mayor cuando se lee su progresión en los últimos dos meses, desde los Campeonatos de Europa de Helsinki: Mocanu ha bajado más de un segundo su mejor marca en los 100 y en 2,5 la de los 200. Son diferencias estratosféricas si se habla de la élite.
Cuando se les pide un esfuerzo de objetividad, los expertos admiten que hay dos interpretaciones. La positiva: el plan de preparación de Mocanu fue diseñado para lograr el máximo rendimiento en los Juegos; por lo tanto, ni su motivación ni su estado de forma eran los idóneos en Helsinki. La negativa: la rumana es uno de los casos sospechosos de los que todo el mundo habla en Sydney, donde la polémica sobre el dopaje se ha agudizado a pesar de que nunca se había gastado tanto dinero en controlar el uso de las sustancias prohibidas.
Descubrimientos como el de la nueva EPO (eritroproyetina), que se extrae de los cadáveres y es casi indetectable, alimentan el clima de caza de brujas. Pero nada permite descartar que las hazañas de Mocanu se deban únicamente a su esfuerzo y que se esté cometiendo una terrible injusticia con ella. Su caso confirma que el deporte mundial afronta un serio problema.
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